La mujer desnuda se quita la sensualidad para interesarse por ese pequeño heredado de la ternura, transportado por el río con la suavidad de un destino inmune al odio. Dos madres con disfraz de esclavas lo protegen en el comienzo de un giro favorable. El pequeño nos recuerda que sentir si la vida se pone fácil: dejarse navegar, dejarse abrazar...
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