El parque ignora los insultos de los lagartos veloces de la autopista. El parque es femenino. Lleva la sonrisa puesta, las manos entretejidas con quien sabe escucharla y la camiseta forrada de promesas. En vez de romper corazones, los cautiva. Hace fotografías de tu mirada y baila en el descanso de tus tormentas. Lame tus escamas. Es un mar colmado de tiendas de campaña que conserva su misterio y calidez.
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