martes, abril 13, 2010

Rusa, visionaria y de siglos


No te conozco Marina.
No te conozco.
Pero hay algo auténtico
amplio en tu mirada.

Me gusta la inclinación
de tu cigarrillo.
Miras viendo, miras viendo.
Hay algo delirante y profundo
en esas preguntas melancólicas.

Tú escoges a Rainer María (Rilke).
Yo, más primigenio, elijo a Scarlett.

Quiero dormirte Scarlett.
Compartir tus estelas y mirar sumergido.
Quiero besarte Scarlett.

Dos besos en el ombligo.
Como si fuera un zar,
como si fuera un búsquedas,
como si consumido.
Consumido por la contemplación.

Tanta cultura, Marina.
Pero no zarpaste con tu preferido.
Y los dos sabemos
no me refiero
a Ramón María.

Marina, Moscú ahora es un metro.
Lleno de mujeres amables.
Sobrevivientes de diario.
Lleno de eslavas hermosas.
Visitantes de llévame contigo.
Visitantes de geométricas
(fascinaciones).

Marina, Moscú ahora es un metro.
Lleno de posibilidades.
Lleno de asesinas.

Ha pasado ese siglo que ofrecías.
Y tu mirada lo sigue viendo claro.
Todos necesitamos un desengaño
como constructor de poemas.

Es cierto
es cielo
seguimos ofreciendo la ciudad
a amantes relámpagos amantes.

(Para Marina Tsvetáieva)

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