Haikus, liras, sonetos, submarinismo emocional...cine, series, baloncesto y algo de literatura; arrebatos y destellos para darle arraigo a la posibilidad. Lo mejor está por venir. A través de esa idea, vivo, disfruto y ordeno la realidad, que construimos juntos cada día :-). Un blog de Pedro Fernaud Quintana
lunes, abril 12, 2010
Guardiola, el Madrid y la despedida del señor Gozalo
El fin de semana ha venido cargado de grandes impactos colectivos. Nos vamos a centrar en el fútbol. El sábado, el Barcelona fulminó al Madrid gracias a la panoplia de sus estratosféricos recursos, con el mesías Messi empeñado en seguir agrandando su leyenda. Para los aficionados merengues (como éste), el partido fue difícil de digerir.
Al principio, pensamos que podía haber partido. Pero algo fallaba. El Madrid jugó al límite de sus posibilidades, cada uno de sus jugadores estaba extenuando su físico y su mente para que la gente del Barca no hilvanara los ataques con facilidad. Pero siempre es más fácil jugar con la pelota. La pelota os hará felices, dijo el dios del fútbol.
Por el camino, los resultadistas se entregaron al hedonismo de la victoria. Tuvieron sus momentos, mayoría por cierto en la historia del fútbol. Pero vivimos en el imperio de la belleza. Y la belleza no está aquí. El Madrid hizo un planteamiento interesante, reduciendo el campo de acción a la mitad del césped, con la defensa muy adelantada y los delanteros mordiendo en la primera línea de pase.
Por el camino, quedó de manifiesto que Valdés juega como un central más si la ocasión lo requiere. Valdés gasta pose de chulo y malencarado, pero detrás de esa armadura hay un tipo que se lo he currado mucho y que esta temporada está a un nivel soberbio. Todos los buenos pálpitos (un túnel de Ronaldo, un quiebro de Marcelo) se fueron al carajo cuando emergió la sociedad Xavi&Messi.
Xavi fabricó un pase donde la mayoría sólo ven una montaña de músculos, Messi recogió la pelota, empleó el pecho como fabricante de regates y fusiló sin piedad a Casillas, cuya intuición pareció averiada en los dos primeros goles (control de manual de Pedro en el segundo tanto), pero que se redimió con dos paradas de fuera de serie ante el próximo inquilino del panteón de mitos de este deporte.
El Barcelona tiene demasiadas cosas buenas como para obviarlas. Juega con simetría y velocidad, valentía y talento, atrevimiento y acierto. El arquitecto de esa excelencia es Guardiola, que al margen de conocer muy bien el juego, sabe que la clave del deporte de élite es mental y consigue motivar a los suyos con una rara mezcla de humildad y ambición, exigencia y conocimiento.
Guardiola es santificado como lo son los ganadores de este mundo, y aunque hay algo empalagoso en ese reconocimiento unánime, no seré yo quien niegue el beneficio del aplauso a uno de los tipos con más talento que ha alumbrado el fútbol nacional. Que es preciso con las palabras, que se equivoca fichando, pero que también tiene reflejos para variar una táctica sobre la marcha. Y, lo más importante, que es valiente para darle bola a los jóvenes de la casa y que también sabe ser elegante en la derrota del adversario.
Enhorabuena a los catalanes. Los madrilistas sabemos que siempre estará de nuestra parte el inmenso legado de la leyenda de nuestro equipo. Y que más pronto que tarde, contra todo pronóstico, el orgullo que distingue a nuestros jugadores (y aficionados) nos devolverá a la senda del triunfo. Lo importante es no bajar la cabeza cuando vienen mal dadas y continuar la lucha, porque esos momentos de dignidad contribuirán a conquistar las metas cuando éstas vuelvan a ofrecerse en el horizonte.
Un último aliento para Juan Manuel Gozalo. Un periodista de raza, que durante casi dos decenios fue el alma de Radio Gaceta de los Deportes, ese artilugio de Radio Nacional para los no noctívagos, que te ponía al día de todos los deportes con un estilo riguroso y desenfadado, a imagen y semejanza de Gozalo.
Este periodista cántabro tenía voz de cazalla, componía frases espontáneas y divertidas, elocuentes y al pie de calle. Las opiniones de Gozalo sabían a un bocadillo de calamares. Estaban cargadas de sentido común y simpatía. También de enfados de pater family que no tragaba con las zarandajas que antes o después acaban envolviendo demasiados pasajes del deporte de élite.
En los últimos tiempos lo escuchaba con renovada simpatía. En su momento me ganó para la causa con sus narraciones en Radio Nacional y, sobre todo, en un programa llamado la Prórroga emitido en Telemadrid. Pero últimamente era Fran quien me contaba las maravillas de este trovador de gestas hispanas deportivas. Mi colega se mondaba con su estilo desenfadado, donde lo mismo tumbaba en el diván a su invitado para preguntarle lo que otros periodistas no se atrevían (desde la admiración y el respeto), que leía mensajes ofensivos de algunos oyentes con una gracia insuperable.
En los últimos tiempos, mi amigo estaba mosca. ¿Qué le pasa a Gozalo? Intuía al maestro gastado y debilitado. Pero Gozalo no se bajaba del micrófono. Después de aceptar una prejubilación de Radio Nacional, se agarró a los micrófonos de radio Marca para mejorar las buga mañanas de un arquitecto de Morata que no se cansaba de escucharlo. Este cántabro fue un tipo que cuando era joven empleó los réditos de su talento para comprase coches deportivos de primera.
Y que cuando vinieron mal dadas se entregó al trabajo con la dignidad de los grandes. Por el camino, puso en el mapa la liga nacional de fútbol sala (de la que fue fundador junto a, entre otros, JM García) y otros deportes de regular seguimiento en Radio Nacional. El cáncer ha terminado con su vida a los 65 años. Pero no ha podido birlarle su proverbial optimismo. Su mantra de los últimos tiempos merece ser apadrinado: “Doy gracias por estar aquí, por vivir, buenos días a todos”. Gracias a ti maestro, ten por seguro que nunca te faltarán oyentes en esa nueva aventura que acabas de iniciar.
Cuando uno se aproxima a este foro tras un sábado como el pasado (voy a obviar el ¿intencionado? olvido en forma de partido de baloncesto entre esos dos mismos clubes, uno blanco y otro blaugrana), uno no espera otra cosa que la elegancia de su gestor/autor/coordinador.
ResponderEliminarUna vez más, me quito el sombrero por esa elegancia en la derrota, pero sobre todo por ese optimismo de cara al futuro (máxime si tenemos en cuenta la juventud y apabullante superioridad del rival). Un ejemplo más, qué duda cabe, de que usted está más próximo a esa esperanza irracional propia de sus vecinos del Manzanares que al asfixiante resultadismo del equipo de Chamartín.
Mírelo por el lado positivo: estos mismos cracks catalanes le darán la alegría de un Mundial, algo que posiblemente no vuelva a ver en su vida.
Y no es que los rojiblancos estemos para sacar pecho, por mucha final copera que disputemos e incluso europea (caso de que Torres se meta 4 ó 5 goles en propia puerta), pero siempre nos quedará la excusa de que no tenemos dinero y el consuelo (como a los cubanos) de que nosotros no podemos elegir a nuestros gobernantes.
En fin, larga vida al César blaugrana, cuya dictadura, me temo, va para muy largo.
Dos facetas más para Guardiola: su estilo y elegancia, en lo que ha indumentaria se refiere (no sé si es la ropa o la percha..ja, ja,ja..) y el incremeto considerable de adeptas al fútbol y a las noticias deportivas...
ResponderEliminarRubeeeeeeens, celebro que celebres mi elegancia!? en la derrota. Es el único camino que conozco si quieres cambiar un rumbo errático. En serio, muchas gracias por tus palabras. Que sepas que no eres el único colchonero que me dice que tengo alma de indio, pero yo sigo diciendo Hala Madrid! ;-)
ResponderEliminarSoledad, la verdad es que sí que es elegante Guardiola, un tipo en el que confluyen un montón de cualidades.
Crack, gracias por el guiño. La verdad es que ahora mis trayectos al curro son un poquito más tristes, se me ha ido mi compi de viajes a Tres Cantos. Una pena, le echaré mucho de menos y sobre todo comentar contigo sus chascarrillos.
ResponderEliminarUn abrazo crack!
Es una pena, Fran. Pero la vida continúa, y seguro que el señor Gozalo ha esbozado una sonrisa (melancólica) al leer tu comentario.
ResponderEliminarUn abrazo