martes, diciembre 30, 2008

La invencible tarea de enfrentarse a una estrella de rock


(El Alta Gestión acarició la victoria ante el DKV Joventut (86-84) en un partido en el que desplegó momentos de gran brillantez. Pero la magia de Ricky Rubio decantó la balanza a favor de los verdinegros)

Ricky Rubio ha llegado a tal punto de fama que la gente le conoce no ya por su nombre de pila, sino por su apodo. Ricky, el genio adolescente. Ricky, el chico humilde del Masnou. Ricky, ese joven talento que rompió la cintura a Jason Kidd en los Juegos Olímpicos. Son sólo unas estampas que hablan de la magnitud de un jugador que no deja de crecer conforme afronta retos.

Este verano se consolidó a los ojos del mundo con una actuación sobresaliente en la cita más exigente del deporte. Pero Pekín significó también un duro peaje para este proyecto-realidad de estrella planetaria. Se fastidió la muñeca. Con una fractura de consideración que le ha tenido dos meses fuera de las canchas.

En sus primeros choques de esta temporada, Rubio dejó destellos de su clase. Pero fue este domingo frente al Alta Gestión, cuando confirmó que ha vuelto para seguir fascinando. O, para ser más exactos, para (ausente ya Rudy) empezar a gobernar la liga en primera persona. Lástima que escogiera como victimas a los chicos de Luis Guill, porque éstos desarrollaron un partido para el recuerdo. Sobresaliente en muchos tramos.

El técnico fuenlabreño señaló tras el partido una de las claves que acrecientan, si cabe, el mérito de la faena naranja. “Hemos jugado sin el jugador que más minutos disputa de toda la ACB, Saúl Blanco. Y aún así hemos rozado la victoria. Cuando juegas un partido tan bien, sólo puedes felicitar a tus jugadores”.

¿Y qué faltó para sellar la victoria? Un poco de suerte, seguro. Y un antídoto para evitar la enloquecida defensa verdinegra, también. El caso es que el Fuenla, por esta vez, escogió un tempo relativamente lento para desplegar su juego. Ataques bastante elaborados, aunque con el contraataque siempre como primera opción, y unas interesantes variantes zonales, hicieron posible un escenario ganador para los madrileños a mediados del tercer cuarto. Gracias a los triples de Sandes (dos) y Walters (otros dos) en ese acto, el Fuenla cobró una ventaja de 12 puntos (47-59, min. 27).
El milagro parecía posible. Y el silencio del Pabellón Olímpico, también.

Algo poco probable cuando despegó el partido y la gente, que abarrotaba su cancha (acudieron 8.300 espectadores), se volvía loca con cada acción del redebutante Moiso (que anotó 15 puntos sin fallo) y los destellos de genialidad de Rubio (que se fue hasta los 30 puntos de valoración, tras sumar 16 puntos y 6 asistencias).

Pero el Fuenla se sobrepuso a toda esa adversidad ambiental y técnica. Fue fiel a si mismo y Walters enseñaba a la mínima ocasión como dar pases de beisbol como principio de éxito en un contraataque. Y Skhitisivili u Oleson de cómo culminarlos con acierto. Al tiempo, Matías Sandes ofrecía la mejor versión de toda su carrera deportiva. Se parecía a su lado guerrillero de esta temporada (taponando y reboteando como un lobo) y se reinventaba en ataque, anotando el 100% (3 de 3) de los triples que probaba, alternando ese acierto con movimientos muy eficaces en el poste bajo. Lo cual no deja de ser reseñable cuando ni siquiera los pivots de hoy día se animan a realizar esa clase de maniobras. Suena a exageración, pero no, el Fuenla rozó su perfección.

Como prueba, otro partido para el elogio de Radivojevic, muy entonado en los minutos que dispuso. Sea como fuere, el DKV reaccionó. Lo hizo a lomos de una defensa frenética por toda la cancha, liderada por sus canteranos: Pau Ribas, Ricky Rubio y Pere Tomas. También gracias al superlativo acierto de Ribas en el último acto (13 puntos sólo en ese periodo), la puntería de Mallet (4 triples) y el aura de Rubio, que forzó hasta ocho faltas personales.

En esos momentos, el Fuenla se dio cuenta de que no jugaba contra un equipo, sino contra el prestigio envolvente de una estrella de rock. Un chico de apenas 18 años que tiene un club de fans masificado, que recibe peticiones de entrevistas de lugares tan ajenos al baloncesto como Japón y cuya biografía se saben algunas de las estrellas más ególatras de la NBA. Con este panorama, se perdona un poco mejor la actitud sobreprotectora (se pitaron algunas faltas que sencillamente no eran) hacia el genio de El Masnou por parte de los árbitros.

Aún así, el Fuenla no se resignó a su destino de telonero. Oleson y Bueno se colmaron de corazón y acierto para volver a poner otra vez por delante al Fuenla a mediados del último cuarto. Pero no fue suficiente. Ricky dibujó canastas donde no las había (con hasta tres cambios de orientación y ritmo en una misma penetración), también pases inesperados que alimentaban al voraz Moiso. Y, a su lado, Ribas se convertía en una pesadilla en ataque y en defensa, neutralizando a Oleson en los últimos minutos del encuentro.

Ambos canteranos le birlaron al alaskeño la última posesión naranja, ésa que hubiera podido cuajar en el merecido sello a un partido increíble. Posiblemente, el mejor de la temporada.

miércoles, diciembre 24, 2008

El que no pide explicaciones

(retrato de un hombre
que ordena mundos)

Cara de boxeador optimista,
sí, optimista
como aquel antiguo camarero
que apuraba el placer de su
chica entre
esculturas de jamón ibérico.

Sin dobleces, con cordialidad,
pero con claridad de emociones.
Como si su vida fuera uno de
esos lagos salvajemente saludables
del medio antártico argentino.

Su discurso sencillo mece a un tío
con la broma preparada para
cualquier contingencia.

Algunas de las miradas de su discurso
valen como partitura de un poema.

“Se tarda en apreciar los matices.
Admiro la forma más precisa posible
y encontraré la mejor combinación
que defina un sentimiento.

Comunico con un gesto.
Y todo se entiende.
Bueno, lo intento.

Me voy haciendo amigo del silencio.
Soy el que no pide explicaciones.

El que no pide explicaciones

Me gusta la verdad.
Y decir la verdad.

También la mirada de ella,
aunque pocas veces
diga la verdad.

¿Los intolerantes?
Prefiero ser más directo y
llamarles cabezas de odio.

Eso se entiende mejor.

¿Mi tarjeta?

Prefiero actualizarme con miedo a
quedarme tranquilo con mi defecto”.

Dicen que los hombres tranquilos
de mi cuidad no son una ensoñación
de un irlandés talentoso y bebedor.

El que yo conozco se llama Fernando.
Y es un tío inexplicablemente educado.
Y divertido.
Si quisiera, podría matarnos a todos.

Por suerte, los hombres tranquilos
de mi ciudad prefieren un par
de tragos secos y la calidez de su
mujer en el cuarto de vivir.

(Para Fernando,
amigo ingeniero
al que conocí un
martes de Lavapiés)

martes, diciembre 23, 2008

Mi primera cesta de navidad


A veces la realidad se parece a mi estado de ánimo.

El otro día llegó una chica rubia,
muy rubia,
y me dio una cena de navidad.
En realidad eran unas cenas.

¿Y esto?
Por aprender a cenarte el mundo despacio.

Pero si yo ahora vivo (me la gano) de día
haciendo como que escucho
o como que escribo
o como que oriento
o, esto es verdad, dejándome terminar.

Yo, ahora, trabajo, fumo,
me pierdo, a veces también encuentro,
cuando la luz del día
plasma su llanto silencioso
en los ventanales de mi restaurante favorito.
Sí, favorito.

Ya, sonrió ella.
Pero tu a mi no me engañas.
Tu alma se preserva de noche.
Ahí es cuando tus besos no son de rutina.

Me quedé de piedra.
No sabía qué decirle.
Me habían pillado con verbo
de helados de contrabando.

Y. por el camino,
había cambiado de crear problemas
a crear oportunidades,

Suena pretencioso.
Pero, créeme,
casi me dejo la piel en el intento.

Lo sé, cariño.

Por eso,
las mujeres del mar suizo
me han dado esta cesta
con tu nombre.

Llegué a casa,
contento,
también cansado.

Y abatí la cesta sobre uno de los sillones.

Ahí dentro había de todo.
Un vino blanco con el que
temblaré junto a la estudiante de Milán.

También uno tinto para ponerme melancólico,
mientras el corazón me hierve de autocompasión.

Encontré, incluso,
dos o tres cajas de turrón de chocolate,
y una del duro,
con el que evocaré mi país
y pediré para que todos los niños del globo
encuentren el suyo.

Mi país son mis padres,
también mis tías,
qué decir de mi hermano
y mis amigos.

Mi país es mi gente cuando levanto una copa
con ellos,
desde ellos y para ellos.
Cuando tiro por el desague los venenos cotidianos.

Mi país es la celebración de una anécdota,
la risa de una broma cualquiera de un
momento cualquiera.

Mi país es una celebración.
Mi país es mi gente.

Para ellos guardo este cava que,
como todos los principios,
celebraré esta noche junto
a mi madre y hermano
cuando el cielo se llene de deseos.

lunes, diciembre 22, 2008

Esencial


Cuando gobernamos eso
le quitamos la aventura,
también la agilidad,
a nuestra alma.

Eso es una palabra muy salvaje
también muy variable.

Después vino la alegría,
la generosidad de un guiso,
y toda esa calidez dosificada
como lugar de despegue.

El lunes tenía cara de pruébame.
Y muchos de los nuestros
aprendieron en la pelea.

También en la calma y el orgullo.

Pero volvió la aniquilación fraterna,
con la constancia de un lobo
que mastica las miradas de la noche.

Por suerte,
luego arquitectura de tibios
desencantos. Hola, encanto.

Camino con el grupo.
Y duermo despierto con
el ritmo de esta gelidez.

En aquel lugar,
la gente me ignorará en voz alta.

En aquel lugar,
mis hijos serán
(y conseguiré que sean).
Tiempo.
Dame tu tiempo.

Pendiente de tu risa y
tus elegancias.

Con elegancia y futuro,
me apretaste en aquel
bote de dedicación furtiva.

Pero mi identidad ya ha caducado.
Llámalo cambio.

El viejo me hablo del sí del fluyente
(de acuerdo, venía de unos cuantos
copos de desorientación y miedo)
y empecé a celebrar la diversidad.
Empezando por la de mi biografía.

Eso es.
Nómada como abuelo cazador.
Vaciado como hombre lucha.
Sin ganas de recuerdo
sin fuerzas de futuro.

Tampoco cariño de álbum.
Y llueven renuncias.

Por suerte,
me queda el milagro
de tu tacto.

Nuestra alegría intima.
Y así hasta volver a terminarnos.
Puede que también indestructible.
Aunque sea por un rato.

Eso como
orgullo de pastor pirenaico.

Soy nómada.
Era casa.
Paciencia,
porque
seremos alegría.

jueves, diciembre 11, 2008

El loco era Rocinante


Pelo de nieve
y la mirada de océano.

Te creería si dijeses
es construcción de trabajo en Varsovia.

Pero creció, se torció y ha sido feliz en Carabanchel.

El otro día descubrí que es Quijote.
Pero lo mejor será que se corra la noticia.
Que no se corra.
Todavía.

Quijote es bullanguero y habla en el curro
como habla en el barrio.

Su Rocinante, hijo de este tiempo, ya no piensa.
Tampoco bufa.
Aunque se le parece.
Y gasta mejor dibujo.

Gracias a Rocinante se ha pegado unas hostias
de competición contra los muros
y, secreto, ha hecho la puesta a punto en la
lencería de algunas de sus cautivas.

Rocinante, rocinante es rápido, más impaciente
que aquel mesetario.
Rocinante siglo XXI se mearía ahora
en las amapolas del Toboso.

Rocinante es el loco de este tiempo, sí.
Pasa de atascos.
Y enloquece a las mujeres.
Rocinante today no es un caballo.
Tampoco imaginación de escritor.

Si acaso,
leopardo musculado para esta tribu.

Y su Quijote,
caballero extravagante del 21,
se ha matizado el alma.

Sustituye la comida por cigarrillos,
sigue riendo a destiempo
y mezcla la jerga de un catedrátio con la de un broncas.

También tiene para vacilar a Humberto Eco
o dosificarle las dudas a la computadora.

El Quijote de nuestro tiempo nunca escribirá un libro.

A cambio, consume una dieta
donde se confunden
filosofías del futuro
y regiones del desencanto.

Algo como tener siempre la broma a punto.

lunes, diciembre 08, 2008

Era pelirroja y la mirada de elegancia

Me encanta cómo te mueves.
Le das ritmo a la noche.

(sonrisa)
¿Dónde estabas tú?

mirándote

gracias, pero no hay para tanto.

¿te lo has pasado bien?
desde luego

Creo que sí es para tanto

todos nos queremos dejar llevar.
A veces nos dejamos llevar.

Pero para hacer movimiento como tú
hace talento especial tienes

No sé, algo como que cuerpo es tu ritmo.

Muchas sonrisas, de verdad.


Pareja de invitaciones
y una de dime algo.

Sounds de tus ojos mezclando

(y la planta de los fuera de sitio).

sábado, diciembre 06, 2008

Ojos de irlandesa y cuerpo de cazadora


No es que sea belleza. Que lo es.
Es su manera de moverse.