lunes, octubre 29, 2007

Azul


El sitio que nunca conoceré está en algún lugar del trópico. Allí la gente se deja hacer en español mientras las mujeres toquetean. El lugar al que yo pertenezco no lo conoceré en vida porque tengo demasiada facilidad para preocuparme. Pero eso no quita para un mental. Veo unas barcas y con ellas la posibilidad de encender estrellas a las horas más turbias. La veo a ella, preocupada y desinhibida, haciéndonos perder el equilibrio mientras el agua nos descubre. Quizá lo que no veo es porque todavía no lo he encontrado. Al menos de esa manera (aquí dentro). El lugar al que yo futuro es un sitio en el que tengo hambre y me permiten saciar la sed mientras los miedos se me relajan y las adolescentes me cubren de tierra tibia. El sitio que nunca conoceré está más allá del recuerdo y tiene una gruta con una inmensa charca tan pronto se llena de pompas como recibe un coro de amazonas. Esas chicas tienen dos pieles, a veces hasta tres (relajaciones) y relatos que nunca se repiten. Me refiero por supuesto a la respiración.

1 comentario:

  1. Anónimo6:16 p. m.

    Adolescentes, tierra tibia, toqueteos... ¿Qué pretendes, Peter, ponernos nerviosos para lograr que reneguemos de nuestras vidas? Puede que lo consigas, porque conozco a más de uno que vendería a su suegra, inclusive a su mujer, para vivir en un paraíso como el que sugieres.

    Apocalipticus

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