domingo, octubre 29, 2006

Entra frío


Algunas veces
algunas noches

la memoria me inventa días felices

instantes donde reíamos por todo lo que no sucedía

lunes eternos

donde nos caían cervezas
como latigazos de luz,

mientras nos abandonábamos
a la rotunda relajación de un secreto
o el sabor de unas bravas.

Tres amigos, unas pocas notas de rock
y la sensación de que todo debería ser así de despacio.

Esos momentos.
Cuando se escapan un par de alegrías,
el calor de tu piel detenida en unos ojos profundos y tristes.

También las bromas del escritor con mejores ambientes
alguien con quien explorar salvajes princesas

noches en las que me quedaba mirando pared
confiando en que los dibujos detuvieran su movimiento

mientras estos miedos
me seguía desenjaulando

todos.

No digo que no me estuviese haciendo daño
ya sabes
por dentro.

Pero nos bastaba con la luz del parque
en
cualquier duda de Aluche.

Las ventajas del cartón de vino y
la certeza de que nuestros cuerpos no podrían
soportar tantas incertidumbres.


No eran los mejores tiempos
pero sirven para venerarlos
porque eran los nuestros.

La risa de cuando disparatas,
sus despistes cargados de genialidad
o el modo en que ignorábamos las tormentas.

Poco aire

parecida tristeza

y la rabia de
cuando nos hemos
ignorado con tanta tarde esta cordialidad.

Tarde que ya no puede ser noche.

Supongo
no era para tanto.

aunque a veces

siga entrando frío.

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