jueves, agosto 17, 2006

El señor Boggi estaba ahí


Estos días, noches quizá, la suave melancolía sobrevino a uno de los expedicionarios. Cuando eso sucede, sientes que debes comunicarte como los nativos originarios de Norteamérica. Y eso en el código alfa de este cuaderno de bitácora significa poemas. Trazos donde quede pintado el estado del alma tal vez, algún momento quizá.
Otras veces, en cambio, te gustaría poder relatar como el señor Conrad cuando descubrió la belleza de África y el horror de algunos de sus conquistadores. Un deseo, no más. Durante esta semana hemos pulverizado más de un record de pateo mientras el ingenio nos regalaba nuevos apodos. Raúl se lleva la palma: Rulo, Ra, Señor White (Blanco White, como ese tío del romanticismo cuyo nombre debías mencionar en el examen) Señor Wolf …Tucancito Raúl y, el rey de apodos, Señor Boggi (le quitamos la y del poema porque Rulo dice que en yankee suena a gay).
Este nombre surgió viéndole caminar envuelto en la niebla charrúa (uruguaya). La verdad es que el tío es un clásico vistiendo, y así, con su el cuello de su polo y de la gabardina apuntando hacia el cielo, daba toda la pinta de estar a punto de volar hacia París, como cuando Bogart en Casablanca. La intuición me la confirmó el propio Boggi cuando me explicó que tiene un gorro como los que se estilaban en el primer tercio del XX y que de cuando en cuando se lo pone para ir al trabajo (donde ya les insinuamos que tiene que bregar con tiburones financieros).
Hay más paralelismos, claro: como Bogart (al que sus amigos llamaban en confianza Boggie) el señor Wolf es capaz de ingerir grandes cantidades de alcohol sin perder la compostura, si acaso se le agudiza el sentido del humor. Y como el rey de África, es frío y calculador en las situaciones más adversas (cuando te pierdes en BA o hay que salir vivos de un antro recién colapsado por una de tus borracheras en Madrid). Pero todo eso son anécdotas. El tío Boggi recibe ese nombre porque es un tipo que llena la pantalla; con el carisma de los que conquistan a su chica sin grandes aspavientos. Por eso le dedico el sueño de Puerto Madero a él y a su bien amada Tam (gracias por el comentario) para que lo hagan pronto realidad.

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