lunes, enero 10, 2022

El Cielo sobre Berlín (1987): cuando la bondad necesita darse una buena ducha caliente

 


Fuente de foto: Esculpiendo el tiempo 2.0



El Cielo sobre Berlín relata la historia de dos ángeles que velan por los habitantes más frustrados, deprimidos o desorientados de la ciudad germana en plena postguerra (la herida que simboliza el muro es patente durante toda la historia). Lo hacen de una manera atenta y repartida, acompañando a sus custodiados con sutileza y mucha compasión, brindándoles momentos de alivio y esperanza, aunque respetando su capacidad de elección. Sin embargo, todo cambia cuando uno de estos benefactores alados, Damiel (interpretado con maestría por Bruno Ganz) se enamora de una atractiva trapecista, Marion (Solveig Dommartin, que borda el desamparo y el hambre sentimental de la joven)...

¿Qué pasaría si probáramos por primera vez un café o descubrieramos de repente la formidable gama de colores que alimenta una creación? Algo así experimenta el ángel más humano de esta historia, bien alentado por la simpatía de Peter Falk (eterno Colombo), que, con insuperable humor, siembra la duda sobre ángeles que pueden estar viviendo entre nosotros con mucha discreción…esta película educada la mirada y mestiza la sensibilidad, como suele pasar con las obras del cineasta alemán Win Wenders, cuyos tempos ponen a prueba la paciencia y dejan espacio para la poesía. La peli funciona a medio camino entre la fantasía, el drama, la comedia y el romanticismo. A veces se le va mano con los versos recitados y, a pesar de todas estas reticencias, funciona como un canto a la vida, que crece conforme simpatizamos con esa manera en la que Damiel cambia la inmortalidad por la conciencia de un tiempo finito y preciado, en el que lo mismo hay espacio para admirar y vibrar junto a tu pareja que probar a correr o celebrar la belleza de las composiciones de los artistas del muro. 


Hay algo esperanzador en la manera en que este antiguo ángel tiene ganas de aprender de sus semejantes y de la vida...a través de unas nuevas alas, hechas de curiosidad, simpatía y gestos...sutiles, llenos de confianza en lo que puede traer el encuentro con los otros. 

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