Uno
de los grandes valores de los que puede presumir una serie de dibujos
animados es su vocación universal, si consigue poner de acuerdo
entreteniendo y diversión con mensajes de calado. En esa línea funciona
Don Quijote de la Mancha, serie de dibujos animados emitida entre 1979 y
1981, que pone el gran clásico de la literatura universal al alcance de
todos los públicos (hasta el punto de que la serie ha sido emitida en
un total de 130 países).
La serie lleva la rúbrica de Cruz Delgado y José Romagosa y
destaca por una calidad más que decente de sus dibujos (valor que se
realza más si cabe si consideramos la cantidad de trabajo que hay
detrás, si se tienen en cuenta las limitaciones técnicas de la época),
la fluidez de la narración y la simpatía, la viveza y el carácter que
los dobladores (Fernando Fernán Gómez como Don Quijote, Antonio
Ferrandis como Sancho y Rafael de Penagos como Miguel de Cervantes)
logran imprimir a sus personajes.
La obra, que fue supervisada por la RAE, refleja así mismo
con fidelidad el espiritu y el habla del Quijote. Es una historia que
conmueve, porque funciona en muchos planos de la realidad: historia de
complementacion (entre el idealismo del caballero de la triste figura y
el pragmatismo de su escudero), de romanticismo, búsqueda de la justicia
y la dignidad universal... Drama que en muchos compases es también
comedia de alto voltaje (con pocas novelas uno se puede reír tanto como
con el Quijote, tal es su cantidad y calidad de equívocos, disparates y
absurdos).
Y, por encima de todo, el Quijote es una historia de
amistad, de hermanamiento entre dos hombres que se atreven a luchar por
sus sueños y a pelear contra convencionalismos huecos, y por el camino
tejen sabias lecciones de humanidad y compasión, en una sinfonía de
complementacion que ha acabado inspirando a generaciones enteras por la
síntesis humana que contiene. Un mensaje de calado bien adobado que se
compadece con uso travieso y divertido, burlón y sorprendente, de los
animalitos, para los deleites de los peques (en ese sentido, esta obra
se puede considerar un digno antecedente de los dibujos animados con
mayúsculas que décadas más tardes compondrían los guionistas de la
factoria Pixar).
Eso sí, el increscendo de la obra es monumental y uno acaba
muy agradecido de la lección de entereza vital, anhelo de realización y
compasión que Cervantes nos quiso legar con esta joya de la literatura
universal.
(Si quieres ver la serie completa, puedes encontrarla en la web filmin.es)
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