domingo, julio 12, 2015

El mundo de Sofía: la contabilidad de 2.500 años de aprendizajes contada con imaginación, humor y sentido de la síntesis



¿Para qué sirve la literatura? Una de mis respuestas favoritas es para hacernos más amplios.  Esa apertura es la que he encontrado leyendo el Mundo de Sofía, la novela con la que el escritor noruego Jostein Gaarder popularizó la filosofía entre adolescentes y adultos a principios de los 90.

El libro se lee con deleite porque emplea un tono sencillo y didáctico para explicar las claves que estructuraron el pensamiento de los principales filósofos (al menos, una significativa selección) que han vertebrado la historia del pensamiento occidental en las, aproximadamente, últimos 2.500 años.

Me gusta la historia porque es entretenida y está contada con suficiente aroma de misterio y elegancia; un viaje que se articula a través de la figura de Sofía, una despierta adolescente que está a punto de cumplir 15 años y que por el camino es guiada por su profesor de filosofía, Alberto, quien disecciona para ella la quintaesencia de las claves ideológicas de filósofos como Platón, Aristóteles, Kant o Hume, entre otros.

Esa conexión, la manera en la que la filosofía puede ayudarte a manejarte por la vida con criterio propio, decisión y capacidad crítica, es uno de los grandes aciertos de esta historia, en la que uno disfruta de un armisticio entre su parte sensible (avalada por el empirismo de Hume) y la racional (Descartes), entre otras armonizaciones, donde el asombro, la capacidad de aprender sin límites y la humildad funcionan como ejes a través de los que crecemos personal y colectivamente.

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