lunes, febrero 09, 2015

Birdman o el águila humana que quiere línea directa con el reconocimiento más difícil


 
Una mirada global a la película. La última película de González Iñarritu (que parece que empieza a recuperarse de su ruptura creativa con Arriaga) cuenta la historia de un actor de gran éxito que alcanzo el estrellato con un superhéroe equivalente al Superman o Spiderman de nuestra realidad. El caso es que el Hombre Pájaro (Birdman) quiere reinventarse como autor teatral e intérprete de éxito en las tablas de Broadway.
La película es una mezcla de géneros, donde se entrelaza el género documental (con el retrato de la psique de los actores), con la comedia surrealista, el drama y, por qué no, con algunos toques del gran cine, sea lo que eso signifique. Por el camino, se nos cuenta el microcosmos (y las alegrías y las tormentas) que el actor protagonista , Michael Keaton, teje alrededor de su microcosmos teatral, con unas personas-personajes cargadas de vida, encanto, aristas y autodestrucción.

5 motivos para verla en el cine.

1)      Los ojos (y la prometedora confusión vital) del personaje encarnado por Emma Stone.

2)      El magistral trabajo actoral de Eduard Norton, Naomi Watts y el ya mencionado logro de contención comunicativa de Keaton (menos es más). A este último hay que agradecer la composición de un personaje quijotesco del siglo XXI, tan cargado de buenos propósitos y nobleza como poco equipado de lucidez y sentido de la realidad. Patético, admirable y conmovedor en el mismo vuelo.

3)      El humor (a medio camino entre la desesperación vital, el surrealismo y la elegancia) que brota en un puñado generoso de momentos de la representación fílmica.

4)      La emocionante historia de superación de una aburrida e introspectiva megaestrella del cine, hambrienta de nuevos retos (y masajes de autoestima) creativas.

5)      El ritmo de tramos importantes de la historia, junto a la sutil manera con la que Arriaga, logro incorporar la nueva realidad virtual que gobierna Internet (y por extensión, nuestras vidas) de manera gradual e imparable en los últimos tiempos.

2 razones para la crítica

1)      Fiel al universo que retrata, la película peca de pretenciosa en no pocos lances de su ovillo narrativo.

2)      Por momentos, resulta difícil conectar (empatizar) con unos actores tan enamorados de sus propias neurosis. O lo que es lo mismo: ¿Puede uno conectar con adolescentes de 30, 40 años? ¿Queda espacio para la identificación,  no digamos ya la admiración, en esa dinámica emocional?

Esa escena que se te queda grabada.

Esa en la que Norton confiesa a una atribulada Emma Stone que puede hacer cualquier cosa en el escenario y (casi) nada fuera de él. Es una escena llena de vulnerabilidad, elegancia, intimidad y atracción entre dos animales salvajes que convierten un acercamiento improbable en un momento de magia en medio de la cornisa…

 
Cómo verla. En versión original. No lo dudéis, sobre todo si vuestra atractiva acompañante prefiere esa opción. De lo contrario, os exponéis a una simpática flagelación.

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