martes, abril 01, 2014

Lista de la compra de buenos momentos del día

Suena el despertador y la música te acaricia el ánimo. Es un despertador evolucionado, donde antes había brusquedad, ahora surge la sorpresa. Una canción antigua a veces, otras: una canción nueva; en cualquier caso, una nueva ruta emocional con la que deslizarse suave por la vida. Me gusta saludar a Juan por su nombre, es el tipo que cuida de la casa, una colmena que protege a un par de centenares de personas. Ese pequeño gesto de camaradería ordena el principio del día y le proporciona un principio de continuidad con los anteriores.

El sonido del fuego enciende una llama interior. Escucho el sonido de las brasas. En todo caso, basta con concentrarse con ese medallón naranja que se vislumbra en el horizonte. En invierno, me gusta escuchar el olor de la leña, puede que el carbón. En verano, plegarme en el perfume del agua y el césped, también en la facilidad de las mujeres para expresar sus hasta entonces escondidas obras de arte. Descender las escaleras del metro es descender a la gruta de mi conciencia. Ese es un conocimiento que relativamente pronto adquieren los contadores de historias: un lugar cerrado es un viaje al centro de tus pensamientos y emociones.

Cuando leo, encuentro una fuente de asombro, aprendizaje y meditación. Incluyo en la lista a un chiste de whatsapp, aunque sé que no tienen la mejor prensa. Poco importa, el sentido del humor es uno de los mejores disolventes de nuestros temores. Le quita óxido a los músculos y los huesos. Una de las mejores cosas de este mundo es leer una historia y que haya situaciones, momentos, que te provoquen la carcajada o una sonrisa cómplice.

Puede que tu gesto provoque curiosidad. Tal vez envidia, seguramente indiferencia. Poco importa, lo que importa es lo que tú honras con tu atención. Cuando lees, cuando te metes en una película metes nuevas vidas en tu vida y comprendes, como un relámpago, que el tiempo es una mecánica del fluido que necesita ser vivida desde diferentes posiciones. En el trabajo disfrutas con el vínculo de amabilidad y a veces de complicidad con la gente. Algunos de tus jefes prueban, un día cualquiera, a sacarte de tu confort. Mejor no te enredes en sus puyas psicológicas. Recuerda que son tus maestros de la paciencia, del desarrollo de la planificación y la empatía. Un cliente es un recordatorio de que no basta con sobrevivir, también hay que hacer mejorar la vida de la gente; es el mejor modo de poblarla con presencia y gratitud.

También esperanza y, desde luego, disfrute. Disfrute tiene muchas acepciones en el diccionario de las mujeres y los hombres que aman la realidad que construyen. Disfrute es meter tu cuerpo en un enorme cubo de agua y disfrutar ejercitando los músculos en un acto mecánico y consciente, a ratos placentero, en el que respiras con facilidad mientras nadas y el cuerpo gana en resistencia y flexibilidad.

A veces se nos olvida. Somos una fábrica de agua y una trompeta de bambú. La importancia de apagar las velas y dormir como un bebé. Disfrute es saborear unas tostadas con aceite, o con mermelada y mantequilla, mientras el fin de semana te cura las cicatrices del guerrero. Disfrute son los besos de aire, los besos de fuego. Las explosiones de ternura y los momentos de aceptación. El lenguaje del silencio. También el sonido de la lluvia. Como una pieza de rock, pongamos que hablo de Mayonaise, de Smasing Pumpkins; una pista de emociones que enciende tu imaginación mientras intuyes que la vida puede ser muchas cosas.

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