viernes, noviembre 04, 2011

Las no fronteras de los sentimientos


El futuro descansa en una localidad bañada por copiosas cantidades de nieve. El cambio climático sí ha salido como en nuestras más inspiradas pesadillas.

Por lo demás, la gente se desplaza en unos automóviles bastante parecidos a los de nuestra época. La principal diferencia estriba en la presencia de robots que hacen la vida más sencilla con una eficiencia que convierte nuestros movimientos en los de un bebé.

En ese ambiente se cimenta ‘Eva’, ópera prima de Kike Maílo, el cineasta que ha pilotado una película española de ciencia ficción que merece el calificativo de interesante.

La historia cuenta el encuentro entre dos hermanos, brillantes en el campo científico, al tiempo que distantes en el ámbito personal. Entre ambos, dos vínculos con un extraño magnetismo; de un lado, una mujer hermosa y pegadiza por su forma de estar, también científica, y una niña cuyo carisma es inversamente proporcional a su irreverencia y temeridad.

Con esos ingredientes, la película nos adentra en una atmósfera fascinante, donde nada es exactamente como parece. La historia tiene un despegue cautivador y hace de la necesidad una virtud para trazar un futuro sugerente, no tan diferente del nuestro y, al tiempo, con bastantes más posibilidades.

Una edad de hologramas y pensamientos como deseos. Un tiempo en el que los humanos podemos escoger a discreción una conciencia para nuestra inteligencia artificial o, por ser más cotidianos, donde una abandonada casa se convierte, en el curso de una sola mañana, en una cabaña palaciega.

La película se deja ver con agrado. Lástima que le falte épica y conflicto en el tramo decisivo de la historia. Sea como fuere, posee ingredientes que no se encuentran todos los días en nuestro supermercado audiovisual. A saber: ritmo, imaginación, sugerencia y sabia dosificación de la información a través de unos diálogos depurados.

También merece admiración algunas interpretaciones (Lluís Homar, Daniel Brül, Claudia Vega), la fotografía de la cinta y el deje poético de algunas frases y juegos que se establecen entre humanos y robots. Si queréis pasar un rato entretenido este fin de semana, daros un garbeo por esta historia; os llenará la cabeza de futuro. 

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