Haikus, liras, sonetos, submarinismo emocional...cine, series, baloncesto y algo de literatura; arrebatos y destellos para darle arraigo a la posibilidad. Lo mejor está por venir. A través de esa idea, vivo, disfruto y ordeno la realidad, que construimos juntos cada día :-). Un blog de Pedro Fernaud Quintana
viernes, julio 29, 2011
miércoles, julio 27, 2011
martes, julio 26, 2011
Universo Phileps
Wonderwall
Enyoy yourself
viernes, julio 22, 2011
Ojos que arden
jueves, julio 21, 2011
El fantasma de la ópera
Dicen que tenía
mucha sed en la delicadeza.
Afirman que componía
entre las columnas.
Una extinción con violencia
es un pie de página
en el océano de la historia.
El discurso de la guía se beneficia de
esa lejanía.
Su sentido del humor y
la sutileza de su blusa
complacen a esta ópera
hambrienta de feligreses.
miércoles, julio 20, 2011
martes, julio 19, 2011
lunes, julio 18, 2011
La noche del soldado desconocido
Arc de Triomphe
Privilegios de Versalles
sábado, julio 16, 2011
Acuario para la eternidad
El Louvre
viernes, julio 15, 2011
Sentir
Silencio. Oscuridad. Expectación.
Latidos. Preguntas. Despacio.
Roce. Perfume. Espejo.
Mujer. Sonrisa. Plátanos.
Música. Insinuación. Asombro.
Miradas. Inventiva. Ritmo.
Peinado. Tacones. Novedad.
Baile. Delirio. Manos.
Atención. Sorpresa. Creciente.
Deseo. Deseo. Deseo.
(Para Josephine Baker y su ajustado cinturón de saxo)
El asturiano y la ribera del Senna
La piel del color del BMV
y el humor de los que
vuelan.
Asturiano enseña su muestrario
de simpatías y acaba
vendiendo su pañuelo a la señora.
Dos pañuelos, cinco euros.
El chico declama con
ritmo y cansancio.
La nostalgia de sobrevivir.
“No me gustan.
Se creen mejores que nosotros”.
Asturiano
comparte resistencia (100 euros)
con tres tipos en una ruleta vida
financiada por el Gobierno.
Preferiría España, pero
sus músculos
ya no abren zanjas en la crisis.
Se conforman con darle calabazas a
las gárgolas de la autoridad.
Benditos vencidos aquellos que
no se vacían
el humor.
jueves, julio 14, 2011
Furtiva mueve silencios
La chica más guapa de La France
El pelo a medio pensar;
entre rebelde y auténtico.
La piel del color de
las nieves nuevas.
La boca, abultada
como una noche de amor.
Aparenta normalidad con
el mismo éxito que un gato
restriega su pequeña cabeza
contra la certeza del árbol.
Me mira, la miro;
nos inventamos.
Compartiendo mesa;
un novio.
Uno de esos novios
con buenas noticias
para los chicos corrientes.
La besa, se esconden,
se besan.
Miro al resto de las mujeres.
Esta chica tiene algo
impronunciable de
elegancia y movimiento.
Cuídate y ama,
conserva tu misterio.
La dicha vendrá por sí sola.
martes, julio 12, 2011
lunes, julio 11, 2011
domingo, julio 10, 2011
El rey y el rapero
Decorar es existir.
Mis tatuajes, mis pelucas,
mis pibas
te recuerdan que
soy el puto amo.
Soy el…
Preferido de los premios.
Pasto de princesas.
Prisionero de poses.
Pluvial de pensamientos.
Porta avión de puteados.
Caen los siglos,
incluimos los insultos,
pero lo que no cambia
es
nuestro humor adolescente
para
explotar
este
yacimiento
de
buena
suerte.
Preparado para preferir.
Nuestra Dama
sábado, julio 09, 2011
París: el arte, el hedonismo, los momentos
Lo primero que sorprende de París es su sofisticación. Los hombres visten con una mezcla de aviador y dandy y las mujeres no llevan corona porque les sobra movimiento y estilo. Existe un un indicador bastante fiable para medir la importancia de esta urbe en el imaginario colectivo. Se tratan de las películas sobre ovnis y catástrofes a escala planetaria. También de aquellas en las que Superman vuelve a salvar el mundo; en ellas acaba apareciendo el perfil de la ciudad de la luz, lo más parecido que hay a una tierra del buen gusto y el refinamiento.
En París es fácil sentirse inspirado. Mantienes diálogos con los antiguos propietarios del planeta, algunos de los mejores creadores dejaron en ella algún girón de su genialidad y el Senna es fluida materia para la meditación y la apertura mental. Su limitación es su ventaja: vive proyectada hacia el pasado. En ese sentido, no parece casualidad que Woody Allen haya cincelado su última película, Midnight in Paris, en los fascinantes brazos de esta musa (y mecenas) del arte occidental occidental en el último milenio.
El viaje ha sido un regalo de la Diosa Fortuna, que durante muchos años de mi vida adoptó la figura de mi tía Vicky, mi madrina; una mujer generosa, paciente y detallista que hizo de su familia el eje central de su existencia. Con ella todo era más interesante y el discurso de tu propia existencia adquiría un valor que sencillamente no tenías tiempo de calibrar en el curso diario de las cosas. Hace ya tres años que nos dejó. El caso es que mi tía nos dejó a sus hermanos y sobrinos una herencia que (tras mucho trabajo y pegamento familiar) ha desembocado en este viaje inolvidable en el que mi hermano y yo hemos tenido la suerte de contribuir a hacer realidad un viejo sueño de mi madre y mi tía Pacorra: visitar París.
Descendiendo al terreno de lo concreto, empezaremos por una obviedad: París es muy caro. Es importante tenerlo en cuenta. Pero a base de besarle la piel en forma de caminatas que convierten a los peregrinos en unos aficionados, hemos podido sacarle el jugo cultural y disfrutar con la belleza de sus rincones y el alcance de sus construcciones y monumentos. En un guiño de complicidad a mi amigo Carlos, amante irredento de las libretas moleskine, el viaje quedó documentado en una de esos pequeños bloc de notas en los que tipos como Hemingway, Picasso o Matisse esbozaban los primeros esquemas de su maestría.
De esta ciudad, me ha cautivado la manera tan festiva en la que apuran las tardes y las noches en terrazas muy parecidas a una primera línea de playa. No tengo (casi) idea de francés pero el lenguaje corporal y las palabras sueltas que mi cabeza descifra me permiten aventurar que los parisinos son apasionados y excelentes conversadores.
Los dos amigos que he tenido de esa latitud me confirman la impresión. Viven, beben y besan preferiblemente a través de una copa de vino o de una jarra bien fría de cerveza. Hay algo llamativo en su manera de comer (se folla como se yanta decían); apasionada y decidida, con un orgullo insufrible (algunos de los galos son campeones mundiales de la bordería) y una estampa que es una ironía dramática para los dioses helenos que alguna vez veneraron.
Bellos normandos devoran la vida con la pasión de los mediterráneos. Elegancia y visceralidad; algo de esa clase depurada se trasluce en su Museo de Orsay, el museo más recomendable de la ciudad. El Louvre tiene el prestigio, pero es esta pinacoteca consagrada a la modernidad la que mejor se adapta a nuestro asombro; porque su diversidad de enfoques y temas es la que de verdad causa conmoción en nuestra identidad de aprendices del misterio. Como reflejo de lo que viene en los próximos días, esta reflexión viene ilustrada por ‘Olympia’, una de las obras maestras de Manet, el pintor definido en la antigua estación de trenes como ‘El hombre que inventó la modernidad’.
¿Y qué es la modernidad? Unos momentos de libertad. La noche bien entrada. Una habitación que se cae a trozos, pero un espíritu encendido por la emoción de estar estrenando una nueva forma de comprendernos. La dama más bonita de tu ambiente, inconformista y atrevida, te mira directamente, con algo de pudor, pero con mucha emoción y el presentimiento de que su sensualidad es una de las llaves para abrir conciencias, inspirar y, por encima de circunstancias, obtener un rasgo de universalidad: la respiración que precede al espectáculo de la belleza.
(La tontería, como podéis apreciar, también tocaba a nuestros anteriores. Olympia (o su retratista) quería mostrar que tenía poder –la dignidad de su sirvienta pone a cada una en su sitio con el paso de los siglos- y admiradores-flores-. Algunas cosas no merecen subrayado..).