Haikus, liras, sonetos, submarinismo emocional...cine, series, baloncesto y algo de literatura; arrebatos y destellos para darle arraigo a la posibilidad. Lo mejor está por venir. A través de esa idea, vivo, disfruto y ordeno la realidad, que construimos juntos cada día :-). Un blog de Pedro Fernaud Quintana
miércoles, noviembre 17, 2010
La presentación de los personajes: el arte de la sugerencia
Antes de entrar en materia, una aclaración importante sobre la esquiva definición del antihéroe: estamos hablando de un personaje marginal y que tira por la no acción. La aclaración vino de parte de la generadora de estas reflexiones, Elisa Puerto. E se pasó la semana dándole vueltas al escurridizo concepto del antihéroe y nos regalo dos importantes matices: éste nunca elige, se deja arrastrar por la corriente. Asimismo, tiene una peligrosa tendencia a hacer o decir algo inapropiado en la común de las situaciones, con una inevitable tendencia al escapismo. Por ponerle nombre a esta especie, podéis pensar en la mayoría de los personajes interpretados por Woody Allen en sus películas.
Es decir, estamos hablando de aquél que va a destiempo. El que no aspira a más. El que es conformista. Si pensamos en la adalid de las antihéroes femeninas, surge Bridget Jones V 1.0: gordita, bebedora, hedionda y con incontinencia verbal…
Si pensamos en masculino, un paradigma podría ser: Edward Norton en el primer tramo de ‘El club de la lucha”, cuando se manifiesta como la viva imagen de la resignación y el conformismo y pide ayuda para dormir. En suma, estamos hablando del antihéroe como sinónimo de perdedor. Las circunstancias no le dejan cambiar. Cede a la resignación y deja de tomar decisiones.
Aclarado esto, despegamos con el trazo de cómo presentar a un personaje. Cuando organicéis una escena, es importante que tengáis en cuenta que estamos hablando de una unidad dramática. A la hora de escribir, debemos estructurar el párrafo en esta triple coordenada: temporal, espacial y de acción. Tenemos la opción de realizar el cambio de espacio a través de una elipsis. A nivel simbólico, es importante pasar de un espacio a otro. Por ejemplo, para representar la soledad de nuestro personaje podemos colocar ésta en el dormitorio. Ah, y ya sabéis, varias escenas componen una secuencia.
El estilo con el que debemos configurar una escena haría sonreír a gente como Azorín. Debemos escribir de manera impersonal. Nada de valoraciones. Describiendo lo que se ve. Relatando los hechos, no haciendo interpretaciones. Además, es importante formular nuestras frases en estilo directo.
En cuanto a cómo presentar un personaje, empezaremos con una obviedad: éste debe estar bien construido. Para ello debe tener ingredientes como estos:
-Cualidades
-Defectos
-Círculo social
-Tics
-Manías
También es clave que el guionista escoja meticulosamente el momento de la vida del personaje en que lo presenta y lo inserta en su historia. Por ejemplo, en Titanic, se nos presenta al personaje de Jack (Leonardo di Caprio) como a un muchacho que cree en la vida. Con poco oficio y menos beneficios pero que contempla la existemcia como regalos. Como oportunidades. Intuiciones así flotan en la manera en la que él se relaciona con el mundo. La presentación de un personaje siempre debe ir ligada con la trama de la historia que estamos relatando.
En la primera y segunda secuencia de un largometraje deben introducirse la temática y los personajes. Resulta esencial definir con tiento los gestos, colores y postura ante la vida. Es importante escribir escenas sin diálogos. El cine, como la vida, es más interesante cuando entran en juego variables como la sugerencia, las no aclaraciones, el misterio. En esa línea, para definir un personaje es importante perfilar lo siguiente:
-Su manera de hablar
-De moverse
-Los colores que lleva en su ropa, por la carga simbólica que estos comportan.
-La clase social
Se trata de presentar su personalidad de un modo orgánico. A través de su comportamiento. Y de no tomar por tomar por idiotas a los espectadores. Lo mejor es ir racionándoles la información. La idea es ser sutiles, no abusar en el perfilado de los personajes. Si nos excedemos con los subrayados, el espectador percibirá a nuestras criaturas (aunque sea de un modo inconsciente) como burdas y acabará desconectando.
También es importante elegir la estancia donde presentamos al personaje. Por ejemplo, la habitación-puede que salón donde el señor Sherlock fuma en pipa- es una proyección de su mente. Inquirida por un par de ejemplos modélicos de cómo introducir un personaje, nuestra sherpa apuntó dos: ‘Azul’ y ‘Deseando Amar’. En ambos casos, queda de relieve que la esencia de una presentación radica en sugerir. Hablamos de luces. Microcosmos. Arcilla. Entorno. Atmósfera.
Es importante definir bajo qué luz se presenta a los personajes. El mundo en el que viven. Y los colores que definen su mundo y vestimenta. ¿Y a todo esto, qué agrega la dirección? Un componente orgánico fundamental. Hechos. Gestos. Textura. E considera que el cometido primordial de un director consiste en dirigir, guiar y orientar a sus intérpretes para que den el máximo de verosimilitud y sustancia a la historia.
¿Y después? ¿Cómo movemos a nuestros personajes? A través de una sinfonía de preguntas. No podemos dejar un solo hueco sin una sola pregunta. El plan es que el espectador no quiera dejar de mirar hasta el mismo final de tu historia.
Por el camino, hubo tiempo para preguntar por los colores. ¿Cómo saber lo que representan en un mundo que tiende a multiplicar y diversificar sus interpretaciones? Aquí van algunas sugerencias a tener en cuenta.
El rojo puede ser sinónimo de mentes que se estropean. De tensión y de peligro. Tendencias que aparecen magistralmente representadas en ‘El sexto sentido’. Pero si buscamos algo así como un baremo incluyente de las representaciones que pueden tener los colores principales, merece atender al ejercicio de condensación que nos ofreció E.
Rojo
-Eros (atracción sexual, amor, sexo)
-Pasión
-Vida
-Empuje
-Promoción de la estirpe
-Thanatos (muerte no violenta)
-Peligro
-Seducción
-Locura (ejemplo, amenaza psicótica)
Blanco
-Muerte
-Pureza
-Virginidad
-Simpleza
-Ingenuidad
-Inocencia
Negro
-La luz
-Pulcritud
-Control
Verde
-Esperanza
-Creatividad
-Espiritualidad
- Armonía con su naturaleza
Azul
-Tranquilidad
-Hogar
-Serenidad
-Nobleza
En concreto, el azul es el color más profundo. Da cadencia al sentimiento. Tranquiliza y seda. También proyecta alegría. Pero, al tiempo, en según qué circunstancia, también puede transferir sufrimiento y dolor. Es capaz, por ejemplo, de cobijar todo el dolor de la protagonista de la película de Krzystof Kieslowski. Estamos hablando del color más completo.
Asimismo, cuando hablamos del perfilado de personajes sería importante realizar un acercamiento competente al mundo de la psicología, para conocer así los principales modelos, esquemas y prototipos en los que está cartografiada la psicología humana. Tampoco está de más bucear en disciplinas como derecho y criminología. De todos modos, a la hora de abordar este trabajo E se refirió a un manual de referencia: ‘Estrategia del Guión Cinematográfico. Viaje del Héroe’, de Antonio Sánchez Escamilla.
¿Qué más darle a nuestro personaje? Meter dentro de él lo orgánico. Por ejemplo, el Gran Lebowski es un perdedor (palabra muy grande que podemos cambiar sin grandes pestañeos por la de pasota) pero cae simpático. Su presentación, al inicio de la película que lo incluye y baquetea, es de manual. Los hermanos Cohen no necesitan diálogos para decirle a los espectadores: señores, van a viajar ustedes con este personaje.
Con sus pantuflas. Su barba de siglos y su pelo de la edad antigua. Su andar perezoso, arrastrando los pies. Sus movimientos de ‘preferiría no hacerlo’. Su patanería para sorber algo de leche. O su excentricidad: el pago de una pequeña cantidad con cheque. También la tele que, temáticamente, no sitúa en el contexto de la película, con George Bush padre alentando sus ejércitos contra el Irak de principios de los 90… O la falta de sintonía entre ‘El Gran’ y la cajera, mientras que el primero prueba un flirteo, la chica que lo atiende ha puesto su mirada en modo evasión…. También merece la pena ver la presentación de ‘Lolita’ en la versión que Kubrik hizo del mito de Nabokov; en palabras de E “son infinitas las presentaciones de personajes que merecen la pena”.
Seguidamente, vimos diversos pasajes del arranque de la película ‘En la Ciudad’. Ejercicio muy recomendable para adiestrar la mirada y entender mejor cómo los pequeños detalles componen las realidades de unos personajes y los entornos en los que se desenvuelven. Por contra, si queréis contemplar un drama (literal) de presentación de personajes, escoged ‘Mi gran boda griega’, donde se satura al espectador de torpezas y subrayados en la introducción de los protagonistas.
La clase culminó con el visionado de dos momentos dicientes de ‘Apocalipsis Now’, esa obra cumbre del maestro Coppola. El primero, la presentación del Vietnam donde una generación de lugareños y estadounidenses se dejaron el alma. Y en bastantes casos la vida y también algún trozo importante del cuerpo y la salud mental. El despegue de la historia es espectacular. Grandilocuente. Sensual. Los helicópteros surfean sobre las olas. Hay magnificencia. Imágenes y sonido. Los diálogos estarían de más. Por eso es cine soberbio. Sugerencia donde la belleza del mar y la vida tranquila de los asiáticos está a punto de saltar por los aires al entrar en colisión con el virus de la guerra transportado por los norteamericanos.
La cumbre de lo sugerido en esa primera secuencia llega, unas cuantas decenas de sensaciones después, con la aparición del Coronel Kurtz, interpretado por Marlon Brando, que es tanto como decir hombre-dios hombre-abismo. Kurtz concentra en sí mismo una cantidad impensable de mitos: es la cueva más profunda, también el mayor miedo, un monstruo; pero al tiempo su personaje funciona como princesa que el protagonista debe rescatar. K ha estado omnipresente en toda la historia. Es un oráculo. Es vidente. También druida. Por supuesto chamán. Ha trascendido su humanidad.
K es el superhombre de Nietschze, aquella propuesta hiperrealista de un mesías. Asimila el dolor como parte de la vida y lo mira cara a cara. Un tipo que ha perdido la cabeza y la escala de valores que le convertían en alguien admirable cuando estaba en el trance diario de la vida occidental. Ha enloquecido, sí. No busca ser juzgado por nadie. Ni siquiera por sí mismo. En mitad de la violencia y la muerte, ha depositado su espíritu en un lugar llamado cinismo. Es un maestro de la lucidez, también un príncipe del sinsentido. Y del desencanto.
Él es el dolor, el dolor se lo ha tragado; lo ha bebido trago a trago hasta instaurarse en rey de su propia existencia. Se ríe del absurdo, se ríe del orden con el que se mueven las guerras. Horror. Horror. Se ríe de todo. Se ríe del ser humano. Está quebrado.
Y tiene el poder de objetivizar a las personas:
Coronel Kurtz: “Eres un chico obediente”.
Conciencia del capitán Villard (Martin Sheen): “Si yo seguía vivo era porque él quería”.
Un personaje convertido en guionista de su propio destino y el de su comunidad. Supongo que por eso triunfan esa clase de iluminados. Porque pasan de contar historias y prefieren la textura de la realidad para vivir su propio delirio de complacencia y satisfacción. Malos llenos de aristas. Malos que, en algún momento-varios momentos, caen simpáticos. Malos para la identificación. Por ahí funciona la cadena evolutiva de los guionistas. Personajes autosuficientes que transgreden la academia para dictar su propio lugar en el mundo. Buscad. Busquemos.
Impresionante clase avanzada de cinematografía...
ResponderEliminaresperemos pues, a la próxima entrega
PD: así a bote pronto, mis antihéroes preferidos son el Robert de Niro de 'Taxi Driver' y el Michael Douglas de 'Un día de furia' (aunque no tienen nada que ver con ese perfil de simpático fracasado propio de Woody Allen o Josep Pastells!
Kieslowski utiliza un color para representar la memoria. Adivina cuál?
ResponderEliminarjeje, muchas gracias por los halagos Sir Rubens, le trasladaré el grueso de los mismos a la señorita Puerto, generadora primera de estas reflexiones.
ResponderEliminarBuena elección de antihéroes, aunque, puestos a escoger, me quedo con los simpáticos desastres humanos concebidos por el maestro Pastells :-).
mmm, pues no lo sé Alexandre. Pero puestos a jugar-intuir supongo que será el azul...Me equivoco?
Rojo. La batería del coche rojo era una pista... Un saludo.
ResponderEliminarSi quieres, Pedro, no dude en añadir los datos de su sitio web para mi libro de visitas para que mis lectores pueden visitar su sitio.
ResponderEliminarGracias por la información Alexandre. Rojo para la memoria...Es un buen estimulante, cierto.
ResponderEliminarY respecto al sitio, sí claro, puedes linkar misteriosas a tu blog. Que vaya todo bien.
Un saludo
Por cierto, releí tu comentario Alexandre. Y he vuelto a visitar tu sitio y está muy bien. Además, es fácil de entender para que los no hablamos mucho inglés. Es inspirador, mágico y sencillo a la vez.
ResponderEliminarDe momento, no voy a dejar comentario en tu libro de visitas, pero gracias por el interés. Lo dicho: que vaya todo muy bien.
Muchas gracias! Por favor, visite cuando lo desee! Una noche muy buena. Un saludo.
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