domingo, junio 27, 2010

El espejo que no cesa


Puñetazos de realidad. En este tiempo en el que vivo no hay época para la paciencia. No tienes ni la más mínima. Música. Espejo. Alma. Vamos a soplar todo lo que podamos. El palacio de la miseria está en nuestro piso. También tengo latidos para chupar. Fiesta. No pararemos. Chorros de champagne. Nuestra sonrisa está de oportunidades. Ducha. Soplemos. Vamos. Vamos. No tienes ni idea. La piel está humeando. Ten tu dueño.

Delante de mí veo una ciudad de mujeres solitarias. Demasiada respiración. El espejo me la devuelve multiplicada. Fama. Sellos en el cuello. Rabiosamente respirando. Sabes quieres contigo. Saberlo. Te diré mejor quien no soy. No soy la calma en la que confiar. Tengo una tormenta que me cuida. No tienes ni idea. El espejo me devuelve un eufórico. La sonrisa se curva de aceleración. Estoy altivo. Seré destructible.

Pero esta noche. Esta noche vamos a podernos todo lo que rasguemos. Jamás hallaré paz. Caras. Saladas. Discursos invisibles. Almas tocadas. Voy a agradarles. Parezco confiado. Compongo desafíos. Bailo. Escupo. Nunca en mi almohada. Este cosmos, de placer. Pon. Sopla. La gente guapa. Eres de barrio. Soy de cerca. Me estremeces. Seré una afirmación. Entretanto, vamos a bebernos. Lento pero bien adentro. Dame espejo.

Rehenes de esta noche. No necesitamos dudas. Vamos a hacer un espectáculo de acercamientos. Sólo para nosotros. Te engañaré. Pero con elegancia. Siempre. Te prometo mi cinismo. Te lo prometo. La imagen me devuelve a un triunfador. El espejo me vacía. Me aterra. Me esencia. Me desfigura. Somos de cine. Nuestra decadencia es un espectáculo. Te estremeces. Me estremezco. Sin parar. Estremecernos. Todo. Ya.

(Dorian Grey está bailando enfrente)

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