viernes, febrero 19, 2010

Embajadora de las mujeres que ordenan el mundo


Si la escritura sirve para algo, es para canalizar gratitudes. Bien lo sabe Guacimara García Hernández, Guaci para los amigos, que hoy presenta su segundo poemario: ‘Elemental’. Este libro es la viva constatación de que Guaci sigue transitando por el asombro y la búsqueda en el planeta cotidiano. Cada vez con más madurez y registros. ‘Elemental’ contiene una rara combinación de lucidez y fantasía, sencillez y profundidad. Sus piezas ofrecen una crónica de sugerencias que multiplican la importancia de las cosas invisibles al primer roce. Al tiempo, pone en su sitio a la gente que hace posible y también mejora este viaje: una madre, una hermana, una sobrina, un novio, unos amigos.

En esencia, ‘Elemental’ es un canto a los elementos primigenios. En la vida urbana que nos ha tocado vivir, lo esencial es una café tomado con la calma necesaria, un colacao enfrente del televisor que remite a la infancia o una mandarina imprevista, que llena de sabor y energía la media tarde. Guaci tiene esa sabiduría: la de reconocer esas pequeñas cosas que dan calidez a la existencia y la hacen más disfrutable.

La sencillez es el camino nos dice este poemario. No sólo porque así llegues a más gente. También porque de este modo puedes conceder a lo cotidiano la dignidad de lo desconocido, como en su momento expuso Novalis. Guaci lo ha conseguido. Sus poemas, con partitura música de sonidos, hacen más interesante la vida diaria y nos recuerdan la importancia de mantenerse alerta para poder vivir con toda intensidad, en lo bueno y en lo malo, las experiencias que configuran nuestra existencia.

Para los que no la conozcáis, Guaci es esa vecina amable y con una sonrisa en el momento apropiado. Pero que al tiempo sabe guardar la distancia, como si supiera de un modo más o menos inconsciente la importancia de preservar el misterio de la identidad. Leyendo estas partituras también os daréis cuenta de que la escritora ama la tranquilidad de las cosas bien hechas. Mejor si es en casa.

No todo el mundo puede sentirse en casa cuando descansa su alma, o cuando la explora. García Hernández sin embargo sí pertenece a esa estirpe. Con el valor añadido de quien obtiene belleza de la tristeza, con la que uno se reconcilia a través de su mirada. El mundo interior de esta autora nos desvela que las verdaderas heroínas no visten trajes de licra. Muchas veces no porque no puedan. Simplemente, porque no tienen tiempo.

Esas mujeres están ordenando el mundo, llenándolo de cariño y abundancia de complicidades, aún cuando por dentro a veces tengan averiada la cañería de las emociones. Guaci es la embajadora de tantas y tantas mujeres sin voz, cuya dignidad, amor y capacidad de sufrimiento mantiene en pie este tinglado que llamamos vida. Lean poemas como ‘Nosotras’, ‘Cuando sangran los domingos’ o ‘Las heroínas de hoy en día ya no usan trajes de licra’. Sólo por esa destreza para ser voz y sugerencia de las mujeres anónimas, ya merecería la pena acercarse a estos balcones.

Pero hay más. Mucho más. ¿Les gusta el rock? Si fantasean con la idea de ser adorado por una multitud, pero no saben muy bien cómo se sentirían, aquí tienen un puñado de viajes a esa conciencia. Tienen incluso un pasaje a lo que hubiera pasado si hubieran intimado más con las barras de los bares del barrio y menos con el tantas veces arbi-trario éxito.

Aún en los peores escenarios, la poeta tiene piedad y unos filtros de luz para sus criaturas que, no se asusten, en algún momento hemos sido o podemos ser nosotros. Guaci nos habla al centro mismo de la confianza.

Por el camino, también tiene tiempo para ser humana. Para cansarse de las trivialidades y de poner buena cara a las tormentas. Pero lo hace siempre con una elegante contención, que fotografía más interesantes los acantilados. Otra característica que maravilla de esta compositora de insinuaciones es su habilidad para fundirse con la naturaleza, para tutear al infinito con la familiaridad de quien sabe que la aceptación y la sencillez son claves para sacarle la miga al camino.

Guaci, comprende el sorprendido lector vecino, es una chica más interesante porque posee una autoconciencia que le lleva a explorar y explorarse con la delicadeza de quien conoce la importancia de la gratitud, el humor y el incendio para disfrutar de cada canción que nos toca entonar, bailar o escuchar.

El sentido lúdico de algunas composiciones también nos recuerda la sabiduría ancestral que portan sus palabras. Ya lo dijo en su momento el filósofo: “La vida cuando no es sufrimiento, es juego”. Una parte importante del juego de Guaci es la escritura, ese vehículo con el que se explica y explica el mundo con buenas dosis de ironía, melancolía y sobre todo encanto.

Encanto con el que mezcla su sentido del momento para decirle a su compañero: “quédate, don’t lie to me, no tenemos mañana. Tonight”. Diálogos, voces verosímiles como esa, brotan en este catálogo vital y expresivo. Palabras que nos hablan de otra cualidad indiscutible del poemario de la autora: Guaci se deja las palabras hechas jirones para darnos fe de que sus tripas están en cada verso que consumes, por eso merece la pena que la lean con reverencia y lealtad, es lo menos que podemos hacer para corresponder a su riesgo y generosidad.

Gracias Guaci por hacerme partícipe otra vez de tu fiesta. Ya sabes que para mi será siempre un lujo acompañarte en esta aventura de búsquedas.
Honor y fuerza para la poeta que esta isla algún día soñó en su vientre.

2 comentarios:

  1. Anónimo11:43 a. m.

    Gracias Pet, sin ti este camino sería más arduo, es un honor tenerte como prologuista, cronista, crítico y por supuesto amigo. Larga vida al poeta urbano y ecléctico!!!

    G2H

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  2. Grazie mille Gua, el sentimiento es mutuo :-)

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