jueves, enero 14, 2010

Algo elegante en tu ocaso


El ídolo conduce
(también la pelota).

Tumba rivales
(también las nenas).

Su sinfonía habla de la muerte
(mientras la esquiva,
perfila resplandores).

Gol.

Marabunta en la grada.
No recuerdos en los bares.
Electricidad en las venas.

George Best que bebes en este mundo,
hubo un tiempo en que
silenciabas el teatro de los sueños.

Y, reconócelo,
en ninguna de tus pesadillas podían
robarte la pelota.

Y, reconócelo,
en ninguna de tus pesadillas pueden
robarte la irreverencia.

Reconócelo amigo,
en ninguna de tus pesadillas naufragan
los viejos chistes para la diosa.

2 comentarios: