(El Alta Gestión ganó a domicilio con solvencia al Caja Sol, en un partido en que el equipo naranja rayó a gran altura y estuvo liderado por un soberbio Antonio Bueno)
En los años 80, un superhéroe tan diminuto como simpático llenaba de entretenimiento las miradas de niños de medio mundo. Se llamaba Superratón e hizo de la frase no se vayan, todavía hay más, una forma de entretener. Los peques sabían que siempre había espacio para una ración extra de diversión si aguardaban al mismo final de cada capítulo. A esa filosofía lúdica se ha apuntado el Alta Gestión, que el pasado sábado apuró sus opciones de jugar los play off (ya ha empatado a victorias con el Ricoh Manresa) a través de un partido formidable ante el Caja Sol.
El Alta Gestión hizo uno de sus dos mejores partidos fuera de casa (el otro fue ante el MMT Estudiantes en la ida de la competición) justo cuando más falta hacía. El equipo de Luis Guill empezó avasallando al equipo hispalense (2-13 en el minuto 4) merced a la voraz actuación de Antonio Bueno, que acabó contabilizando 29 puntos y 5 rebotes.
Al contrario de otras veces, el cuadro naranja funcionó en defensa con bastante regularidad, negando opciones cómodas de tiro a los sevillanos y cerrando muy bien el rebote. El otro hombre destacado en ese arranque fue Vuck Radivojevic, que lo hizo todo prácticamente bien en los 16 minutos de acción que tuvo: 4 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias. Entre ambos jugadores hay además una química especial que se concreta en su habilidad para sincronizarse en el bloqueo y continuación.
Los cajistas no sabían donde meterse. Venían confiados por su racha de 6 triunfos consecutivos y no se esperaban semejante caudal de juego. Clay Tuker exhibió algunas de sus fantásticas condiciones, pero se cargó muy rápido de faltas (4 en el ecuador del segundo acto) y ese lastre condicionó su rendimiento posterior. El culpable de esa sobrecarga punitiva tiene la piel de hielo y responde al nombre de William.
William Bradley Oleson volvió a mostrar muchas de sus virtudes en un partido en el que se le miró con lupa. Sigue sin estar aliado con la suerte (se le salieron dos balones de dentro de la cesta cuando iban a ser triples), pero el no se descompuso y dejó un muestrario de entradas a canasta para la videoteca. Asumió el mando naranja en los momentos más comprometidos y salió victorioso porque tiene una montañas de recursos para convertir la cintura de sus rivales en un implante de titanio, que acostumbra a dejar tirado a mitad de camino en su camino invencible a canasta.
El Caja Sol no se rindió, entre otras cosas, porque su público se encorajinó con algunos presuntos errores arbitrales que, caso de haber existido, quedaron sobradamente compensados por el trío de trencillas en la segunda mitad. Entre esas ayudas judiciales, algún detallito de Tucker, los triples de Ignerski (4 de 6 en esa suerte) y la puntería de Miso (3 de 4 en tiros de tres), los locales recortaron unas diferencias que fluctuaron entre los 15 y los 20 puntos durante la mayor parte del encuentro.
Pero en esos momentos de incertidumbre volvió a surgir el optimismo de Walters, que parece rendir más donde la mayoría se bloquea. El base letón aportó un chorro de asistentas (8) y puntos (11) en los instantes clave y encontró la complicidad de Tskitisvihili para sellar un pasaporte que es toda una sugerencia; la que permite seguir soñando con colarse en el exclusivo club de los equipos que pelean por el trono liguero.
En los años 80, un superhéroe tan diminuto como simpático llenaba de entretenimiento las miradas de niños de medio mundo. Se llamaba Superratón e hizo de la frase no se vayan, todavía hay más, una forma de entretener. Los peques sabían que siempre había espacio para una ración extra de diversión si aguardaban al mismo final de cada capítulo. A esa filosofía lúdica se ha apuntado el Alta Gestión, que el pasado sábado apuró sus opciones de jugar los play off (ya ha empatado a victorias con el Ricoh Manresa) a través de un partido formidable ante el Caja Sol.
El Alta Gestión hizo uno de sus dos mejores partidos fuera de casa (el otro fue ante el MMT Estudiantes en la ida de la competición) justo cuando más falta hacía. El equipo de Luis Guill empezó avasallando al equipo hispalense (2-13 en el minuto 4) merced a la voraz actuación de Antonio Bueno, que acabó contabilizando 29 puntos y 5 rebotes.
Al contrario de otras veces, el cuadro naranja funcionó en defensa con bastante regularidad, negando opciones cómodas de tiro a los sevillanos y cerrando muy bien el rebote. El otro hombre destacado en ese arranque fue Vuck Radivojevic, que lo hizo todo prácticamente bien en los 16 minutos de acción que tuvo: 4 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias. Entre ambos jugadores hay además una química especial que se concreta en su habilidad para sincronizarse en el bloqueo y continuación.
Los cajistas no sabían donde meterse. Venían confiados por su racha de 6 triunfos consecutivos y no se esperaban semejante caudal de juego. Clay Tuker exhibió algunas de sus fantásticas condiciones, pero se cargó muy rápido de faltas (4 en el ecuador del segundo acto) y ese lastre condicionó su rendimiento posterior. El culpable de esa sobrecarga punitiva tiene la piel de hielo y responde al nombre de William.
William Bradley Oleson volvió a mostrar muchas de sus virtudes en un partido en el que se le miró con lupa. Sigue sin estar aliado con la suerte (se le salieron dos balones de dentro de la cesta cuando iban a ser triples), pero el no se descompuso y dejó un muestrario de entradas a canasta para la videoteca. Asumió el mando naranja en los momentos más comprometidos y salió victorioso porque tiene una montañas de recursos para convertir la cintura de sus rivales en un implante de titanio, que acostumbra a dejar tirado a mitad de camino en su camino invencible a canasta.
El Caja Sol no se rindió, entre otras cosas, porque su público se encorajinó con algunos presuntos errores arbitrales que, caso de haber existido, quedaron sobradamente compensados por el trío de trencillas en la segunda mitad. Entre esas ayudas judiciales, algún detallito de Tucker, los triples de Ignerski (4 de 6 en esa suerte) y la puntería de Miso (3 de 4 en tiros de tres), los locales recortaron unas diferencias que fluctuaron entre los 15 y los 20 puntos durante la mayor parte del encuentro.
Pero en esos momentos de incertidumbre volvió a surgir el optimismo de Walters, que parece rendir más donde la mayoría se bloquea. El base letón aportó un chorro de asistentas (8) y puntos (11) en los instantes clave y encontró la complicidad de Tskitisvihili para sellar un pasaporte que es toda una sugerencia; la que permite seguir soñando con colarse en el exclusivo club de los equipos que pelean por el trono liguero.
Anfiteatros de sol y espuma, Valencia, ratones atómicos sospechosamente anaranjados... Llevaba unos cuantos días sin poder entrar (ya sabes lo que tiene el trullo, le pegas un par de mamporros a alguien que te está jodiendo y te pasas quince días en una celda de aislamiento) y hacerlo me ha servido pàra recargar las pilas en pocos minutos. Enhorabuena!
ResponderEliminarPancracius
Me alegro de que estas líneas tengan efectos vitamínicos sobre vos, señor Pancracius.
ResponderEliminarPero cuide su pronto carcelario, que los amigos le queremos ver esta primavera disertando sobre lo femenino y mundano.