martes, febrero 19, 2008

¿Es un genio?


La pregunta, están en lo cierto, atañe a Rudy Fernández (Palma de Mallorca, 1985), el hombre de moda del baloncesto nacional y el último verdugo del Alta Gestión.

La actuación en el partido del sábado del escolta verdinegro nos permite calibrar su grandeza como jugador. En un día aciago en el tiro exterior (1 de 8 en triples), Rudy se las apañó para estar casi en su media anotadora (sumó 18 puntos, cuando promedia 20) y sacar nota en el resto de los capítulos estadísticos: 7 asistencias, 5 rebotes, 4 recuperaciones y, por qué no decirlo, 9 tiros libres anotados sin fallo.

Así las cosas, la valoración (esa entelequia que los matemáticos han diseñado para pesar la magia de un jugador o un equipo) dice que Rudy estuvo por encima de su media (29 por sus habituales 25). Para sumar esa cantidad hay que hacer muchas cosas bien si eres un escolta, con el camino complicado para coger rebotes o las canastas fáciles. Con lo cual, parece razonable argumentar que Rudy es el jugador más valioso de la liga, por delante de Marc Gasol, que lidera el ranking con una media de 25,8 de valoración.

Para responder a la pregunta que encabeza esta reflexión, me remito a las palabras en el diario Marca de Ramón Trecet, ya saben ese tipo que reinventó la narración del baloncesto cuando la NBA era terreno mitológico en España: “Rudy es tan superior sobre el parquet a cualquier otro, que me recuerda al Drazen Petrovic de la Cibona. Mete triples de ocho metros. Cuando penetra, ¡puede cambiar de ritmo tres veces!...”. Hay queda eso. Lo compara con el más grande virtuoso jugador ofensivo alumbrado por el viejo continente. Con la particularidad de que Rudy entiende más el juego y defiende bastante mejor.

La valoración de este sabio nos permite enfilar la respuesta hacia un sí. Sí, Rudy tiene un talento descomunal para practicar este juego. Lo demostró en el 2004, cuando, con 19 años, deslumbró a todos con su repertorio de mates, entradas a canasta y triples insolentes. Eso es el don.

¿Pero qué ocurre si al duende le sumas la capacidad de trabajo de un inconformista? Que aparece el genio. Jordan no era ni de lejos el mejor jugador de su país cuando jugaba en el instituto. Pero su afán obsesivo por mejorar le llevó a ser el más grande de todos los tiempos.

Nosotros, más humildes, nos conformamos con que Rudy haga caso al cineasta Tim Burton: “no permitas que nadie te marque un límite desde fuera, simplemente dedícate a explorar el tuyo”.

4 comentarios:

  1. Anónimo5:07 p. m.

    Peter, acabo de descubrir una faceta tuya que desconocía y que me resulta fascinante. Eres un crack todavía más grande de lo que creía.

    Saludos.

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  2. Anónimo12:04 p. m.

    "Me gusta cuando hablas de basket porque estás como soñando" Adaptación de un poema (verso quizá) tuyo corto, pero uno de mis favoritos.
    Más aún me gustaría debatir sobre los recelos que provoca en mi la marcha de Rudy a la NBA en nuestro American. Me encantaría equivocarme pero no lo veo tan claro como tu.
    Un abrazo crack.
    Señor F.

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  3. Gracias muchas Señor F (y misterioso anónimo) vuestras palabras me estimulan a seguir tirando a canasta...
    Molaría tener American para debatirlo en antena, pero dicho aquí en pocas palabras creo que Rudy triunfará en la NBA porque tiene grandes cantidades de talento, fortaleza mental y ambición.
    Aunque siempre mola ver que no todo el mundo piensa como uno.

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  4. Anónimo6:47 p. m.

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