miércoles, enero 16, 2008

Probando el vuelo


Este viernes a las 21.00 horas cita con el desconcierto. La señorita Torvisco y este humilde minero de la espuma recuperamos historias y proyectamos asombros (los nuestros, no se apuren). Amigos, amigos nacientes, amigos invisibles o misteriosas. Todos están, estáis invitados. El lugar se llama Club Bukowski. Es fácil caer en su cueva, según se sale del metro Tribunal (el de Bilbao tampoco cae mal). Calle San Vicente Ferrer, orilla de la izquierda, no hay que remar mucho; es la madriguera de un drácula con ínfulas de escritor maldito norteamericano. Decidan lo que decidan...

Gracias por estar ahí.

Torvisco y Fernaud

Pedro tardó en dar sus primeros pasos, lo hizo al año y medio, apoyándose en la pared, impulsado por la emoción de ver a una de sus tías canarias. Ya de mayor, olvidó los buenos hábitos y los años de esfuerzo practicando deporte para castigar algunas barras de bar. Lástima que sobre todo castigara su estómago y haya tenido que reciclarse como tenaz bebedor de zumos. Un día se enfadó y se lió a insultos, y pensó, no se me dan mal las palabras, así que empezó a perder la virginidad. Misteriosas, confesiones, tristezas protesta, pequeñas historias de lo cotidiano, mujeres preguntándose, tipos fronterizos...Escribe sobre lo que le interesa o se interesa sobre lo que escribe. Ya no lo sabe, hasta el punto de que a veces se ha sorprendido sintiendo cosas que no sabía que sentía. O que pensaba. Supongo que para eso sirve la escritura, para conocer nuevos territorios dentro del último continente desconocido: nuestra conciencia.

Vestida de negro

“Vestida de negro se me olvida que tengo que estudiarte.

Tu piel prueba nuevos recorridos difíciles de negar.

Vestida de negro tus palabras siguen temblando y ya no

vértigo.

Tu piel es la de un animal impertinente

con la que quiero derrotar incertidumbre...”

María

Escribe para negar el ruido de lo cotidiano.

No sé si se quebró la luz

o fue el hielo,

al congelar mi retina,

quien me enseñó la negrura de la noche.

4 comentarios:

  1. Anónimo4:43 p. m.

    Supongamos que el mundo agoniza, imaginemos que el mundo muere, aventuremos que incluso explota y revienta el universo. Especulemos también con la posibilidad de que las mejillas azules del mar se sequen, conjeturemos que la poesía es un ángel abstracto que nos enjabona, que no existen Madrid ni Arizona... Me da igual, porque lo único que me interesa ahora es ver cómo voláis, quiénes sois en realidad Torvisco y Fernaud. Si salgo temprano del gimnasio (me toca hacer sentadillas con doscientos kilos, estoy en fase de volumen) me paso por Bukowsky.

    Andreas

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  2. Anónimo2:55 p. m.

    Hace tiempo, sí, but here I am, me encuentro con el lavado de cara del blog, ummm, interesante,sí, y con la calidad de siempre: SUPREMA!! Bukowsky está lejos, me tengo que conformar con el espacio secular de tus pestañeos, pero me sobra. Me encanta verte volar y la idea de que en algunos de esos vuelos me llevas contigo.
    G2H

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  3. Hola Peter, cuánto tiempo :)
    ¿Eres alumno del Hotel Bukowsky?! ¡Conozco a algunos que van ahí! ¿En qué consiste lo el viernes? ¿Lecturas compartidas? Un beso :)

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  4. Muchas gracias a los tres por vuestras palabras de aliento...

    Andreas, tu entusiasmo es contagioso. Lástima que al final tu sirena te llevarán a las aguas cacereñas.

    Gua, me encanta comprobar que seguimos compartiendo vuelos...Eludiendo océnaos y todo.


    Maria Lyn, el recital fue el pasado viernes, mano a mano con una amiga, pero gracias por el interés ;-)

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