lunes, septiembre 17, 2018

Sense 8: la empatía cenestésica que puede salvar el mundo


Sense 8 retrata la historia de 8 jóvenes nacidos en un mismo instante en lugares diversos del planeta. Es una historia muy interesante desde el punto de vista de que valora la riqueza que aporta la diversidad de género (hay parejas heterosexuales, lesbianas, homosexuales y también una persona transgénero, que forma así mismo parte de una de las parejas; se nota la mano con conciencia de las hermanas Wachovsky) y cultural (los protagonistas pertenecen a lugares tan dispares entre sí como Kenia, Islandia, Alemania, India, Estados Unidos, Corea y Mejico) del ser humano.

La serie retrata con lucidez los diferentes tipos de violencia a los que estamos expuestos como seres humanos (aunque deje el mal sabor de boca de que sus protagonistas acaban cayendo en el sinsentido que genera esa violencia para resolver esas dificultades).

En cualquier caso, es muy valorable la red de ayuda, de compartir recursos, cercanía enocional y experiencias, que tejen las ocho personas que conforman la trama para salir adelante.

Tiene un elemento muy interesante en señalar como la empatía puede crecer exponencialmente (de hecho, aunque a veces no lo parezca, ya está creciendo entre los componentes de la familia humana) entre personas que intencionan sentir un  afecto nuevo, donde la construcción de una relación diversa y polifónica permite tejer la comunicación y el buen trato entre ellos, con el consiguiente avance y aprendizaje que se produce.

En esa sintonía, algunos de los diálogos de la serie son de hondura e incluso iluminadores. Cómo ese en el que Nomy le señala a Lito que la mayor fuente de violencia es la interna, la que uno ejerce contra uno mismo cuando, por ejemplo, no se acepta o respeta en la vulnerabilidad.

¿Qué tipo de mundo podremos construir cuando aumente nuestra empatía y no me sea indiferente el dolor y el sufrimiento de otro ser humano, es más: cuando pueda experimentar como propias esas dificultades?

Quizá los nietos de nuestros nietos sientan esas sensaciones tan  afinadas y vívidas de los sense 8...o tal vez ya esté sucediendo algo antes, a escala barrial, con algunos intentos humildes y verdaderos. En cualquier caso, es importante mantener encendido el candil de la esperanza, dado el carácter social e histórico del ser humano, y nuestra tendencia gregaria (para compartir emociones y mitos), mientras crece nuestra necesidad de avanzar ante tanta desintegración.

Se trata de alimentar la fe interna, de abrirnos futuro y abrirlo a los los más cercanos en los proyectos más queridos...nunca se sabe por dónde se puede expresar el entrelazamiento cuántico, nunca se sabe por dónde se expresará el salto evolutivo...con suavidad, arraigo y atención.

En cualquier caso: sigamos construyendo, aprendiendo y jugando, con la atención y el sentido unificador como ejes primordiales. El futuro más querido puede estar a la vuelta de la esquina...