no es lo que haces, sino cómo lo haces
Haikus, liras, sonetos, submarinismo emocional...cine, series, baloncesto y algo de literatura; arrebatos y destellos para darle arraigo a la posibilidad. Lo mejor está por venir. A través de esa idea, vivo, disfruto y ordeno la realidad, que construimos juntos cada día :-). Un blog de Pedro Fernaud Quintana
domingo, noviembre 30, 2014
sábado, noviembre 29, 2014
una definición de éxito
éxito es trabajar con tus manos, tu corazón y tu cabeza para ser feliz y hacer feliz a la gente que te importa
Foto de Marc Riboud
Foto de Marc Riboud
viernes, noviembre 28, 2014
Zlatan Ibrahimović: poeta furioso, karateca de lo sutil
Algunos futbolistas, como algunas personas, generan tal sensación de facilidad en lo que hacen que a menudo dejan la impresión de que podrían dar algo más. Es el caso de Zlatan Ibrahimović. Cuando uno ve en acción al gigante sueco (de madre croata y padre bosnio) la primera imagen que te viene a la cabeza es la de un chaval que está jugando en el recreo del colegio con niños dos o tres años más pequeños que él.
La impresión es algo más que subjetiva. El tipo mide 1,95 y
gasta un físico fuerte y fibroso a un tiempo, producto de muchas horas de
gimnasio y probablemente también de una temprana afición al boxeo y el taekwondo.
En el campo, el internacional sueco alterna algunos comportamientos de niñato
(con desprecios a algunos compañeros y rivales –de los periodistas ni
hablamos-) con destellos de superclase.
La sensación que me ha quedado cuando le he visto jugar con
cierta continuidad es que este tipo tiene algo de Romario gigante (por su habilidad
para el regate y facilidad goleadora); cualidades a las que agrega algunos
gestos de sutil pasador (vean por ejemplo el pase con el que se inicia el
primer gol del Paris Saint Germain este pasado martes ante el Ajax,
donde nuestro protagonista ajusto la mirilla para marcar el segundo tanto de la
noche).
No creo que haya ningún otro delantero en el mundo que
armonice tan bien la rabia, la plasticidad, la violencia en el golpeo del balón
y la eficacia goleadora. El enfant terrible del área parece disfrutar de verdad
fuera de ella. Es como si todas las horas de su vida que ha gastado jugando a los
videojuegos cuajaran en una fijación animal por embocar la pelota en la
portería con disparos de 35, 40 metros; patadas voladoras que conectan
precisión y potencia.
Cuando se quieren dar cuenta, los porteros se han convertido
existencialistas franceses, dudando hasta de la rotación de sus caderas. La
singularidad de este tipo se fraguó pronto. A los dos años, sus padres se
separaron y él creció en un barrio ajeno a las grandes corrientes de la ciudad.
Amaba jugar con sus colegas de toda la vida. Hasta que subió el nivel y fichó
por el Malmoe con doce años. Esa parte de su singladura está relatada con mucho
sabor en este programa de Fiebre Maldini.
El caso es que el tipo se hizo jugador profesional de fútbol
de primer nivel y se hinchó a marcar goles y ganar títulos de liga en Holanda
(Ajax de Amsterdam), Italia (Juventus –aunque los títulos con los turineses
quedaran anulados con el tema de los amaños de los partidos, el famoso MoggiGate-, Inter y Milán), España (Barcelona) y ahora Francia (Paris Saint Germain). No
obstante, con su selección no ha pasado de tener alguna actuación puntual
brillante en partidos de grandes citas (más allá de su regular frecuencia
goleadora). Tanto es así que por ejemplo no logró liderar una clasificación del
combinado escandinavo al mundial de este año, ni al de 2010.
Durante este tiempo, el gigantón ha atemperado algo su mal
carácter (en el que probablemente jugaron un papel importante el alcoholismo de
su padre -atormentado por la Guerra en su Bosnia natal- y la temprana
separación de sus padres) y ha ido ganando en regularidad y frecuencia
goleadora. También ha tenido tiempo para unirse a una bellezón sueca, empresaria
y 11 años mayor que él, Helen Seger Svensson,
con la que ha tenido dos hijos. En los últimos tiempos, se advierten signos de
mayor madurez en su temperamento.
Eso sí, sin perder la arrogancia que (paradójico o no) le ha granjeado muchas simpatías entre los aficionados de medio mundo, especialmente los más jóvenes. No parece casual. Hay algo de superhéroe atormentado en este gigantón de condiciones improbables: grande, elástico y resolutivo. Ha marcado muchos goles, sí. Algunos de espléndida factura. Y ha mejorado por lo general a los equipos con los que ha competido (para sumar un total de 9 ligas en cuatro países diferentes, además de una Supercopa de Europa y un Mundial de clubes, entre otros títulos).
Pero su historia habla también de sus problemas para vivir
en armonía con los compañeros de su mayoría de sus equipos; en cualquier momento
puede perder la paciencia o los nervios. En su historial también pesa la
ausencia de una Champions en sus vitrinas (con esa cicatriz especial de la
temporada en el Guardiola Team, que todavía le escuece. Es curioso, en ese
sentido, como no pierde la ocasión para mandar ninguneos al ‘filósofo’,
aunque luego sea capaz de votarle para entrenador del año).
Lo cierto es que su carácter melancólico tampoco ha ayudado
a encajar las piezas y a darle una mayor continuidad en el juego (podría, por
ejemplo, fabricar más pases de gol o ser más solidario en las labores
defensivas). Da igual. Él ya está de vuelta de todo eso. “Juego para
divertirme”. Si no, para él no tiene sentido el juego. No es ni siquiera una
cuestión de que ahora sea multimillonario. Lo sentía y expresaba igual cuando
era un adolescente y estuvo a punto de dejar en una cuneta al juego que le había
elegido y que tanta gloria le reportaría.
En esa línea, le encanta bravuconear y soltar patadas hasta
para bromear a sus compañeros (que se lo digan a Cassano) y ahí sigue el tío.
Quizá no tengo los registros, la capacidad y la continuidad de Messi (Superman)
y Ronaldo (Batman). Él no puede, como
ellos, escribir en prosa (aunque sea una prosa beatnik como la del portugués).
Sin embargo, le ha bastado su condición de poeta furioso
(con goles de espuela que parecen sacados de Matrix) para enamorar a medio
planeta, sentido del humor incluido (Ironman podría ser una buena comparación para él). Así hasta ser considerado por la mayoría
como el tercer mejor delantero del planeta del fútbol actual. Y eso que merece
la pena considerar la valoración de este jugador que hace mi amigo Gus. “Podría
haber sido un grande, a la altura del primer Ronaldo o Zidane, pero la cabeza
no le ha acompañado. Y eso que ahora parece que empieza a tomárselo más en
serio…".
No obstante, el protagonista de estas líneas no pierde la idea
de ser el mejor: “esa es mi motivación. Siempre estoy pensando en mejorar el
nivel”. Tanto, que no tiene empacho en autoproclamarse Dios, sin ahorrar
adjetivos elogiosos a sus compañeros favoritos de viaje.
Mi sensación: en algún lugar de nosotros, nos cae bien Ibra
porque todos quisimos ser alguna vez ser el chico malo del barrio. Sonreír ante
todo atisbo de crítica, sobre todo cuando estamos enfadados. Responder a todo
desafío con un: ¿conoces a Zlatan? (que remite al “soy el más grande, soy el
más grande” de Alí). Y destilar la violencia interior en unas bellezas que
combinan fotogenia, plenitud y gol. Éxito centrifugado en décimas de furia y
coordinación.
A sus 33 años, el capo rebelde da síntomas de haber centrado
más su cabeza (nunca dejó de pensar en el fútbol) y parece emitir sutiles
señales de haber comprendido que el juego es una sinfonía colectiva. No sabemos
si es un espejismo, un deseo de aficionados sedientos de evolución en la
variedad de reyes o la constatación de una realidad en marcha.
Sea como fuere, en un tiempo en el que Cristiano y Messi se
disputan el cetro de jugón de jugones, Saint Germain cobija al que puede ser
tapado para liderar la victoriosa tropa del
año (equilibrio, talento y coordinación no le falta al equipo francés), que de
momento subyuga al Barça a la
segunda plaza de su grupo.
¿Nuevo rey de Europa en la vieja París? Quizá el rey sol
esté de vuelta…
martes, noviembre 25, 2014
Sorolla: luz en movimiento
Picasso, Goya, Velázquez y Sorolla. Probablemente este sea
el póquer de aristas españoles más universales en la historia de la pintura.
Ayer tuve la suerte de asistir a la exposición del pintor valenciano
(1.863-1.923) en la Fundación Mapfre, Sorolla y Estados Unidos.
La entrada a la muestra es gratuita. Pero contemplando el
contenido de la misma no me hubiera importado abonar algunos euros (y eso que
no estamos sobrados de los mismos) porque la recopilación de obras de este
creador impresionista, postimpresionista y luminista bien lo merece. En la
misma, se aprecia el magisterio de Don Joaquín para captar los matices de la
luz, cuando esta baila en el agua y hace más transparentes los cuerpos y más
misteriosos los edificios, como sucede con su mirada al Salón de Embajadoras de
la Alhambra.
Elegancia es otra sensación que tonifica la mirada cuando se
aprecian sus creaciones. Elegancia en los gestos; verbigracia: la manera en la
que las mujeres (sobre todo su mujer Clotilde y sus hijas) miran al horizonte,
manejan las poses o amplifican la distinción de sus vestidos con el movimiento
o la quietud de sus manos.
También hay espacio para los retratos. Piénsenlo: estamos en
la etapa bisagra entre el siglo XIX y el XX. Y la burguesía tiene mucho que decir,
más que nunca. Para empezar, son ellos los que pagan a Sorolla. Y en el nuevo
mundo que funciona como eje de la muestra (en el que Estados Unidos que estira
sus capacidades mientras frisa el siglo XX), cotiza al alza emular a los
aristócratas europeos, con retratos que realzan la calidad de los vestidos y,
sobre todo, la pompa y circunstancia de l@s retratad@s.
Esa galería de retratos (con sus poses solemnes, sus vestidos
luminiscentes) tienen algo de estandarizado, de copia y pega mental (se
buscaba, en definitiva, un sello que acreditara su estatus social y
distinción). Sin embargo, la calidad y los recursos de Sorolla quedan de nuevo
de relieve cuando apreciamos el retrato que realizó de Cristóbal Colón,
condensación de decenas de estudios anteriores. En este cuadro, Sorolla fabula
la disposición que pudo tener el navegante genovés el día que se embarcó en el
viaje que cambió el signo de la historia.
He ahí un tratado de la naturaleza humana: la pose dominante
y serena a un tiempo; un rictus que combina la arrogancia, la firmeza, bastante
confianza y leves motas de miedo y desafío en la mirada. El detalle de respetar
lo nublado del día, sin perder por ello fuerza, los ropajes sobrios y, sobre
todo, el rosario en la mano, ordenado y
desmadejado a un tiempo, dan buena muestra de los ingredientes de la
personalidad de uno de los tipos más imaginados de la Historia Universal.
La muestra se contempla con deleite y cierta fluidez. Con
mirada ágil, se puede recorrer en 20 minutos (según el personal de la propia
fundación). Yo matizaría que merece la pena dedicarle un rato más largo
(pongamos que hablamos de un paseo de 45 minutos) para disfrutarla con más
detalle. El caso es que la muestra abarca dos plantas, que se conectan entre sí
por un amplio ascensor, empapelado con un par de escenas playeras.
En esa temática, Sorolla es el rey. Las fotos actuales
palidecen ante la sensibilidad de este compositor de sensaciones. Puedes sentir
la claridad, su salada fuerza suave. Así como los buceos de los niños. La
sensación de libertad y juego que emanan de sus gestos y carreras. Algo de
protección y armonía acaban surgiendo de las mujeres a las que retrata.
Una sensación de equilibrio y gestualidad proporcionada muy
propia de los lugares que inmortaliza: las playas valencianas mezcladas con las
de Zarauz o Biarritz, donde confluía lo más granado de la burguesía y
aristocracia de medio mundo. Lugares en los que el propio pintor concretaba
encargos previamente acordados en los lugares de origen de esa clase alta.
Por el camino, Sorolla también tiene optimismo y delicadeza
para captar la España menos costumbrista y más luminosa. Por ejemplo, la pose
civilizadamente desafiante de Blasco Ibáñez, la frescura de unas bailaoras o la
accesible magnificencia de algunos de los monumentos que configuraban y
configuran el rico patrimonio histórico de nuestro país. No en vano, de Sorolla
se celebra su facilidad para dibujar una España luminosa y optimista; un
costumbrismo que escapa al tópico y el derrotismo.
No es de extrañar que, en uno de los textos que
contextualizan la exposición, se relate cómo las calles quedaron colapsadas en
Nueva York durante su primera exposición en la capital del mundo occidental, en
el marco de la la Hispanic Society of America.
En un plano más personal, consignar mi alegría de compartir
tanta belleza y tanta luz con mi madre y mi hermano Javi. Los tres salimos con
la sensación de haber contemplado un espectáculo agradable y revelador de una
época a un tiempo. “El trabajo de un genio”, como sentenció Doña Mariquilla.
Pd: Si tenéis tiempo y ganas, os recomiendo que os acerquéis
a la tienda de la Fundación. Allí encontraréis una cuidada edición del cuento
de Pinocho, que nos remite a la esencia del reato, sin edulcorantes, y
evocadoras ilustraciones. Una golosina a tener en cuenta por sus majestades
magas ahora que se acercan las fiestas. Lástima que el Dios Cronos volviera a
exhibir su dictadura a última hora…
domingo, noviembre 23, 2014
Pequeño paraíso ambulante
La gente me pregunta últimamente por mi móvil nuevo. Les
llama la atención. De largo mide algo menos que la palma de mi mano. De ancho,
ofrece espacio suficiente para cobijar mis cinco dedos; apiñados.Por fuera, tiene aspecto pintón, consecuencia de haber
comprado una funda azulada, que realza su toque marino (por lo visto, el azul
es sinónimo de comunicación en diferentes culturas).
Quien me lo iba a decir. 35 tacos y presumiendo de móvil.
Pero así es la vida, amigos. Seguro que mi padre me entendería. Este móvil es
algo más que un simple teléfono. Se me ocurre la metáfora de las chicas con las
que sales a lo largo de la vida.
En mi caso, por una u otra razón a todas las recuerdo con cariño (sé que
esa no suele ser la nota más habitual, así que estoy agradecido por ello). Todo
ese itinerario te parece bien, razonable... Hasta que encuentras a una mujer que marca un
antes y después en tu vida; que te hace ver y sentir las cosas de una manera
distinta, con más sabor.
Algo parecido ocurre con este móvil. Mis amigos me miraban
divertidos la última vez que quedamos, cuando no paraba de exhibir
sus cualidades. Me
gusta llamarlo pequeño paraíso ambulante. Gracias a este pequeño artilugio,
puedo ver a un león de la sábana africana alternando rugidos y cabezadas mientras
el metro se atardece atestado de gente.
Por no hablar de los delfines que ensayan coreografías en un
magma casi tan azulado como la funda que protege este teléfono; porque sí,
también merece ese nombre; manteniendo conversaciones de todos los colores…
Una de las cualidades que más aprecio de este móvil es su
faceta como antena de contenidos. No unos cualquiera. Las que se emiten en
Twitter, que es algo así como un gigantesco y diverso muestrario de opiniones
(que pueden ser bastante enriquecedoras si espigamos con criterio quién es el
autor de las mismas) e informaciones relevantes (profundizaremos en ello en próximos artículos).
Como este móvil, la famosa red social también merece sus sombras. Como diría un buen amigo,twitter puede reunir a una buena colección de soplapollas. También adoro a este móvil porque ahora
las conversaciones son mucho más
interesantes (un flujo de fotos y vídeos que no tenían ni la mitad de brillo e
interés con mi abnegada simulación de blackberry).
No es un detalle menor este de las fotos. Con el espacio
adecuado (hablamos de tangibles, también de intangibles), la vida tiene
más color. Como muestra el atardecer que ilustra mi pantalla de inicio,
cortesía del cielo siciliano, captado por mi amiga Auro unos minutos antes de que este se fuera a echar una buena cabezada.
Adoro también este móvil
porque es una pequeña televisión portátil. Esta función hubiera cautivado a mi
padre, que era un apasionado del vídeo arte y los documentales. Gracias a esta
posibilidad, ahora disfruto de la tele a la carta, más conocida comúnmente como
You Tube.
En este canal lo mismo puedes ver una recopilación de las
mejores jugadas de Jordan que de los goles de Ibrahimovic; otro día conoces la
singladura vital de Bob Marley o algunos detalles interesantes de Física
Cuántica. Bueno, y más cosas, digamos que los silencios, algunos silencios, son
la lencería del trazo cotidiano de las relaciones.
Creo que disfrutarías mucho
con este artilugio, papá. Cuídate mucho allá donde estés.
miércoles, noviembre 19, 2014
lunes, noviembre 17, 2014
Correr
Correr es/puede ser ponerle alas a los pies
Los pies necesitan ordenar la furia
La furia es fluir con más energía
Energía es un sol en el vientre
El vientre necesita equilibrio
El equilibrio es una construcción diaria
Diaria es la necesidad de vida, disfrute y respiración
Los pies necesitan ordenar la furia
La furia es fluir con más energía
Energía es un sol en el vientre
El vientre necesita equilibrio
El equilibrio es una construcción diaria
Diaria es la necesidad de vida, disfrute y respiración
martes, noviembre 11, 2014
Interstellar: el viaje a los límites, la aventura de la continuidad
De qué va. En un
futuro razonablemente cercano (por las referencias dadas en la historia y quién
sabe si por el grado de compulsión consumista de recursos de nuestra
civilización), la humanidad se encuentra bastante cerca de la extinción: las
plagas son habituales, muchos terrenos ya no generan alimentos y la conciencia
sobre las prioridades ha cambiado tanto que los ejércitos ya no existen y la
mayoría de la población mundial es granjera.
En ese ambiente, Cooper, un antiguo ingeniero y piloto de la
NASA, viudo y padre de dos hijos, lidia por sacar adelante a su familia y su
destino en una granja en la que cuenta con la ayuda del padre de su fallecida
mujer. Así hasta que algo cambia en sus vidas, una serie de misteriosas señales
guían a su hija y a él hasta un lugar donde conocerán un desafío que cambiará
para siempre su destino como familia y también el de nuestra especie.
Por qué me gusta. La
idea que mejor pone de acuerdo lo que ha sentido mi cerebro límbico (el de las
emociones) y el neocórtex (las ideas racionales) es el carácter sinfónico de
esta historia, donde están armoniosamente entrelazadas la épica y el intimismo,
la aventura espacial y las relaciones personales, las imágenes y la música, la
contención y ciertas pinceladas de humor. Estamos ante una película que pone de
acuerdo al cine de masas con el cine de autor.
La historia desprende magnificencia y también un toque de
emoción y sentimiento que cautiva al humano medio de nuestro tiempo (un arte en
el que Spielberg siempre ha sido el rey). El sentido del ritmo está manejado de
una manera muy notable (por ejemplo, en la elipsis que ensambla la transición entre
la despedida en coche y el comienzo del viaje espacial). Tiene mérito esa estructuración
si pensamos que la historia bordea las tres horas.
Pasas la mayor parte de ese tiempo clavado a la butaca. Una
parte sustancial de ese mérito corresponde a la monumental banda sonora que ha
creado Hans Zimmer.
¿Por qué creo que funciona esta historia? Más allá del mérito de su director,
Christopher Nolan, para dirigir y escribir (junto a su hermano, Jonathan) la
historia con pulso y belleza narrativa, porque habla de temas universales: el
amor entre padres e hijos, la búsqueda de un lugar en el cosmos, nuestra
necesidad de construir un futuro viable como especie…
Como espectador y, por loque he escuchado al señor Matthew McConaughey,
como actor, uno de los atractivos de esta película es que nos traslada a
territorios desconocidos, donde lo mismo emergen olas con anatomía de Everest
que transitamos planetas de belleza desolada, donde las nubes están tan
congeladas como solían estarlo las alfombras de los osos polares.
Como espectador, esto significa que en parte te trasladas a
lo desconocido, a nuevos territorios tan solo intuidos por la imaginación. Eso
siempre es emocionante, más allá de que Nolan se ayude de referencias míticas,
como ‘2001, una odisea en el espacio’, del maestroKubrick,
o ‘El Árbol de la vida’ del siempresingular Malick.
Para los actores, es intimidante y excitante a un tiempo, sentir
que puedes componer nuevos gestos, nuevas miradas en un entorno inédito, tanto
como el silencio sobrecogedor que inunda la nave durante el viaje (lo más parecido
que conozco a ese silencio se encuentra en las faldas del Teide…). Por el
camino, se tejen relaciones personales veraces, llenas de amor y protección,
deseo y sutileza, también lucha de egos, bajezas humanas, y una genuina pulsión
por salir hacia adelante que siempre ha distinguido a nuestra especie, desde
que, por ejemplo, aquella explosión delVolcán de Sumatra,
estuvo cerca de acabar con nuestra historia.
Diría, en resumen, que la historia es bastante redonda, que
tiene momentos de mucha belleza (el espacio quiere que pensemos en él como una posibilidad para decorar algún lugar de nuestra casa o, al menos, de nuestra conciencia), emoción,
tensión y asombro. Que mezcla lo cercano (el amor como combustible de lo mejor
que podemos dar) con lo audaz (exponiendo de manera mediamente digerible
conceptos de la física cuántica http://es.wikipedia.org/wiki/Mec%C3%A1nica_cu%C3%A1nticao
y otros menos conocidos como el del agujerogusano).
En el terreno de la interpretación, una mención especial
para la economía gestual de Mathew McConaughey,
la atractiva vulnerabilidad de Anne Hathaway,
el magnestismo de Jessica Chastain (la venus de Botticelli del siglo XXI)
o la frescura convincente de Mackenzie Foy. Aunque quizá los que de verdad deberían ser
entrevistados en People o Rolling Stone deberían ser los robots de esta
historia, hechos con el material de HanSolo.
Cuando sales, la película ha puesto una alfombra invisible
para que puedas hablar con los amigos sobre diversos ángulos de la historia,
que mezcla géneros (ciencia ficción, épica, aventuras, drama, toques de comedia…)
con el aroma de esas películas con las que disfrutas y aprendes, te intrigas y
emocionas.
Las pegas. En algunos
momentos, los diálogos de la cinta se estragan en una sobreabundancia de
conceptos técnicos. Esa textura está bien (imagino) para legitimar el
fundamento científico de la película, pero hace que a veces te sientas un tanto
ajeno a la misma. Algo parecido sucede con algunos diálogos bastante explícitos
(restando poder al gesto, a la mirada, a lo tácito…). También con algunas
secuencias de acción, donde quizá si podría haber actuado más la Musa Elipsis.
Es decir, a veces le sobran subrayados a la historia. Esa merma por elevación nos remite a una crítica común en los detractores de Nolan: su exceso de grandilocuencia. Y sí, es cierto, a veces se le va la mano con el sentido de la trascendencia. Pero al menos es un cineasta reconocible y transparente. Con suficiente talento como para conectar su historia con el gran público y para hacerlo con un toque personal, brillante por momentos, audaz en su sentido de la estética y la épica en otros.
Cuándo verla.
Ya. Esta es una de esas películas de las que vas a oír
hablar unas cuentas veces en los próximos años y siempre es mejor hacerse una
idea propia sobre la misma, antes de que la oleada de expectativas te impida filtrarla
por tu paladar de una manera más limpia y espontánea. Me gustará conocer tu
opinión y que la materialices en un comentario aquí, lo más probable es que aporte matices que
este telescopio de barrio no ha sabido captar.
Pd: El viaje a los límites porque esta es una epopeya que nos
lleva a unos límites que un día fueron América o África, que ahora están en la
conciencia, y mañana ahí afuera…
La aventura de la continuidad, porque como bastantes de
vosotros ya estáis viviendo, es una batalla y un placer cuidar y guiar a los
hijos para que esta historia disfrute de nuevos capítulos. De propina, os dejo un poema de Dylan Thomas que funciona como mantra rítmico a la hora de situar la atmósfera emocional que impregna esta historia...
América desembarca en el Thyssen con su impresionismo salvaje
El impresionismo son unos puntos de luz que tamizan la sensibilidad y abren la aceptación al cambio. Un cambio que se mueve cada día en las manos y la cabeza de estos valientes escritores de la mirada.
Eran estadounidenses. Llovían color y bebían del atrevimiento y también magisterio francés.
La exposición del Thyssen ofrece diferentes ángulos de belleza a través de la vibrante pincelada de yankees enamorados del orden y la decadente elegancia europea. Elegancia plasmada en un ejército de apacibles carruajes. En ese oleaje de luz, laten con fuerza algunas imágenes:
Mujeres que domestican el horizonte con su elegancia en forma de gesto
Una mujer y su amiga (su amante tal vez) descansan en el caudal relajado de un río donde la barca se pone de color sangre y textura del terciopelo. (Dos mujeres dormidas en una barca bajo los sauces. John Singer Sargent).
La melancolía tiene un sabor de plata y unas texturas que prefirieron dejar de ser azuladas. (Nocturno. Azul y Plata. Chelsea. James Abbott McNeill Whistler).
Planeta Björk
Este planeta está hecho de montes azules, lagos amarillos, frío amable y haciendas cósmicas.
Las haciendas son vaporosas y se diluyen en el movimiento, como su propia música. Acuerdo de belleza coreografiada.
Sonidos que funden velocidad, pregunta y emoción. Sirenas en círculo y poetas con sutiles baquetas. Es el alma de unas vikingas conectadas en la ciudad del mestizaje.
Las haciendas son vaporosas y se diluyen en el movimiento, como su propia música. Acuerdo de belleza coreografiada.
Sonidos que funden velocidad, pregunta y emoción. Sirenas en círculo y poetas con sutiles baquetas. Es el alma de unas vikingas conectadas en la ciudad del mestizaje.
An Old Monk
El monje baja la cabeza y baila al compás de un hilo invisible de música y elegancia. Son ritmos hechos de calor, nostalgia y una destilación de furia y asombro. Por momentos, es irreverente. A menudo, divertido.
Sus músicos, que son nuestros músicos, mejoran la coreografía de la nostalgia. Su voz de trueno evoca la coreografía de la mujer que amó. El niño recupera a la cómplice de las rosas blanca y el hombre se entrega al aburrimiento y la alegría con la complicidad de Pelo con Actitud a la batería.
Mientras, Robert Redford esconde y también alisa las sombras con su guitarra de soplidos. Y el pianista acaricia un gesto triste y cómplice a un gesto.
Real como la vida sin filtros que reivindica este monje hedonista.
(Gracias, Norma)
Sus músicos, que son nuestros músicos, mejoran la coreografía de la nostalgia. Su voz de trueno evoca la coreografía de la mujer que amó. El niño recupera a la cómplice de las rosas blanca y el hombre se entrega al aburrimiento y la alegría con la complicidad de Pelo con Actitud a la batería.
Mientras, Robert Redford esconde y también alisa las sombras con su guitarra de soplidos. Y el pianista acaricia un gesto triste y cómplice a un gesto.
Real como la vida sin filtros que reivindica este monje hedonista.
(Gracias, Norma)
jueves, noviembre 06, 2014
Cielo ondulado.
Apertura por dentro.
Vuelo sencillo.
Fuente de foto: http://gemmapardomostazo.blogspot.com.es/
Apertura por dentro.
Vuelo sencillo.
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